No parece presentar una especial dispersión semántica el término “profesional”, que bascula sobre dos ejes principales: el que podríamos nombrar con las palabras “especialista” o “experto” y el que llamaremos “cumplidor”; como se ve, uno referido a la capacitación y otro a la actitud. Se califica a alguien de “profesional” cuando la intención es hacer énfasis en los conocimientos, la experiencia, la inteligencia… para desempeñar una labor concreta: “Mi jefe te lo reparará. Es un buen profesional”. O bien al tesón, la honradez, el compromiso con la tarea, la demanda: “Mi jefe no parará hasta terminarlo: es un profesional”, “Los jugadores no se vendrán abajo por un gol: son muy profesionales”. O, por último, a ambas cualidades. El DRAE hace alusión a que el núcleo originario es el concepto de “profesión”, entendido como el trabajo o quehacer habitual de una persona, que le permite ganarse la vida y que consta de una serie de derech...
Artículos sobre lengua española, literatura, música y comunicación en general, dirigidos a un público no especializado.