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Mostrando entradas de marzo, 2024

TESORO DE PALABRAS PREDILECTAS (III): FASCINANTE

  Debería yo de tener 13 o 14 años cuando el adjetivo «fascinante» emergió de mi inconsciente, al cual no supe nunca de dónde había llegado tan norabuena; tal vez un poema, una novela juvenil, alguna charla en el colegio, algún libro religioso… No sé. El caso es que tomé conciencia de la palabra, junto con el verbo originario «fascinante», y quedé deslumbrado. Recuerdo que unía yo estas palabras a la impresión que causa la belleza ―de cualquier tipo, incluso intelectual o espiritual―, como principal foco y agente de «fascinación». Vivía el acto como una poderosísima atracción, ejercida por la visión de algo o alguien dotado, para mí,   de una sorprendente y maravillosa hermosura, ante la cual quedaba maravillado, atónito, aturdido, secuestrado. Apenas conservo en la memoria imágenes o recuerdos «fascinantes» de aquellos días. Entre los que guardo, sobresalen alguna música cautivadora, como el segundo movimiento del Concierto de Aranjuez  ( RODRIGO -- CONCIERTO DE ARANJU...

TESORO DE PALABRAS PREDILECTAS (II): ARMONÍA

  Era un aire suave, de pausados giros; el hada Harmonía ritmaba sus vuelos; e iban frases vagas y tenues suspiros entre los sollozos de los violoncelos.                                       Rubén Darío Para el poeta, Armonía (o Harmonía) es un hada, es decir, un espíritu protector dotado de aspecto humanoide, con alas en este caso. Los griegos la consideraban una diosa, precisamente la del acuerdo, el entendimiento, la paz, principalmente en el ámbito matrimonial. Los romanos la bautizaron como Concordia Augusta, hija de Ares y Afrodita, y esposa de Cadmo. Véase la etimología de este nombre, procedente de corde, ‘corazón’, y cum, ‘con’ (“unión”). Para mí, armonía es una palabra, solo una palabra, eso sí, muy querida desde siempre, una de mis preferidas. Soy, por eso, uno de los muchos, supongo...