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"APRENDER" Y "ENSEÑAR"

               Dos de los verbos más frecuentes en la jerga docente y de la educación en general son, sin duda, los verbos correlativos “enseñar” y “aprender”. Por eso, resulta tan extendido su uso en la comunicación cotidiana también, pues todos hemos estado inmersos o lo estamos aún en procesos educativos, como alumnos, como profesores o como padres.
               No es necesario en absoluto precisar sus respectivos significados; tan solo mostraré una acepción poco frecuente de “aprender”: hace unos años, veía un documental televisivo sobre un barrio de chabolas de las afueras de Madrid, en el que algunos niños se quejaban de que las maestras “no aprenten na”, frase con la que pretendían acusarlas de que no enseñaban nada. Pensé que era un error de origen metonímico, hasta que el DRAE me dijo que también se considera aceptable, aunque anticuado, el sentido de “enseñar, transmitir conocimientos” (quinta acepción).
               Pero me interesa destacar, sobre todo, otro aspecto, digno  -creo-  de consideración, como es el comportamiento de la variante pronominal de ambos verbos: “aprenderse” y “enseñarse”. Los trataré por separado.

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1.  El verbo “aprenderse” no es sinónimo de “aprender”. Podríamos decir que el primero alude a la asimilación voluntaria de unos contenidos, casi siempre conceptos o datos, que se almacenan en la memoria como fruto de la actividad sistemática llamada “estudio”. Así, tenemos “Voy a dedicarme al tema II, que tengo solo media hora para aprendérmelo”. A menudo tiene correspondencia con “estudiarse”: “Ya te lo puedes estudiar ochenta veces, que no te lo aprenderás”. Ambos, “estudiarse” y “aprenderse”, como verbos de proceso, se relacionan con “saberse”, que es de resultado: “Ya me sé las clases de intervalos y no tendré que estudiármelas más”. En cambio, “aprender” equivale tan solo a asimilar, con frecuencia de modo espontáneo e involuntario, algún contenido educativo, sea de la naturaleza que sea: “Aprendió sánscrito en la Universidad de Mayores”, “Aprendimos a ser respetuosos con los profesores”, “No he aprendido nada de Matemáticas”, etc. Por otra parte, y desde un punto de vista exclusivamente didáctico, está mejor vista en la actualidad la actividad de “aprender” que la de “aprenderse”, relacionada esta última con enfoques memorísticos tradicionales.
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2.  Menos atención se suele prestar al verbo “enseñarse”, menos extendido también. Pese a su carácter pronominal (no reflexivo ni recíproco), tiene más que ver con “aprender” que con “aprenderse”, pues alterna con él en muchos contextos: “He estudiado mecánica, pero prefiero antes enseñarme bien (aprender bien) y luego buscar un taller”. Se sobreentiende “…enseñarme bien a trabajar…”. Con ello, vemos de nuevo cierta proximidad sinonímica entre “aprender” y “enseñar”, como la observada en las chabolas madrileñas. Seguramente, este verbo “enseñarse” vive tan solo en el ámbito coloquial y quizás únicamente en ciertas zonas dialectales, cada vez más reducidas. Yo no lo he oído más que en Andalucía.

               Los verbos “aprender” y “enseñar” dan pie a otros análisis interesantes, como el del tipo de complementos que admiten y no admiten, la construcción con “a + infinitivo”, etc.: “Enseñaba Historia en mi colegio”/”Enseñaba a reparar ordenadores” / *”Enseñaba la Historia en mi colegio”, “No aprendí Física” / “No aprendí a conducir en la autoescuela”/*”No aprendí la Física”… Serán objeto de otro trabajo.



Comentarios

  1. Interesante análisis de estos dos verbos (aprenderse, enseñarse) y cómo van modulando su significado al ser usados como pronominales. Enhorabuena a este lingüista de tan fino oído y aguda reflexión. Esperamos más entregas.

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    1. Gracias por entrar, leer y comentar. El origen del artículo está en lo atrayente que me resultó, cuando lo oí, el verbo "enseñarse", que me retrotrajo, además, a mi niñez antequerana. Salud(os).

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