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PREGUNTAS SOBRE LA MÚSICA CLÁSICA (IV)

        Continúo con este la serie de textos en los que me hago preguntas que creo que mucha gente se plantea en relación con la música clásica. Preguntas seguidas de sencillas respuestas, aptas para la comprensión inmediata de cualquier lector sin una preparación especial. Añado unas direcciones de sitios de internet con grabaciones que ilustran lo expuesto.

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 Pregunta 3

 ¿Por qué una buena parte de la música culta actual les resulta extraña incluso a muchos aficionados a la música clásica? El dodecafonismo.

 

           Como evolución de la atonalidad, el dodecafonismo fue un paso más en el camino hacia la ruptura con la música clásica tradicional. Propugna el uso de la escala cromática, o sea, de doce notas (separadas todas por medio tono), en lugar de la escala diatónica, la de siete de toda la vida. Con lo cual se llenan las obras de acordes disonantes de lo más atrevido y de intervalos insólitos en la melodía, difícil de ejecutar, al menos con la voz.

La música dodecafónica suena realmente extraña y resulta bastante arduo extraerle sentido. Todo ello justifica el que hayamos hecho una pregunta como la que encabeza este artículo y que le siga una afirmación negativa: la mayoría de los asistentes habituales a conciertos de música clásica puede que se reconozcan, aun hoy, si son sinceros, un tanto inhábiles para digerir tal tipo de música.

 La razón ya está dicha: el dodecafonismo se basa en principios y reglas totalmente diferentes y discordantes con la tradición musical y, hecho importante, es esta tradición la que actualmente prima en la enseñanza de la música.

Hay otro aspecto innovador en el dodecafonismo, constitutivo en realidad de un componente autónomo. Es el siguiente: el curso de la música en las obras se rige por unas normas consistentes en disponer las notas en sucesiones o “series” de X elementos, que remiten a un patrón inicial, en el que introducen variaciones. Se establece una plantilla, que es la primera “serie”, y sobre ella se diseñan las siguientes, introduciendo variantes parciales, previstas por las normas. En ninguna “serie” puede repetirse una misma nota. Quizás parezca que, con ello, se introduce un mecanicismo o automatismo que limita la libertad creativa de los compositores. Pero no es así en términos absolutos, pues son tantas las variaciones posibles y las combinaciones de ellas, que el autor dispone de un amplio arsenal de recursos a la hora de crear obras originales y personales. Al menos no se restringe la libertad mucho más de lo que lo hacían las escalas o tonalidades en la música tonal.

El sistema de “series” o serialismo puede aplicarse tanto a la música dodecafónica como a la que no lo es. Por eso decía antes que serialismo y dodecafonismo son independientes, aunque hayan nacido al mismo tiempo y de los mismos autores, y coincidan en bastantes obras.

P. Boulez

       En el nacimiento del dodecafonismo tenemos que mencionar, de nuevo, a A. Schoenberg y sus discípulos A. Berg y A. Webern; también, al ruso  I. Stravinsky, en uno de sus períodos musicales; al francés P. Boulez (1925-2016), al italiano L. Dallapiccola (1904-1975), al argentino J.C. Paz (1897-1975), introductor de la dodecafonía en Hispnoamérica, etc.

Dejo a continuación dos enlaces de YouTube, por si algún lector desea escuchar algo de música dodecafónica.

 https://www.youtube.com/watch?v=hjUTJDO-2uk

https://www.youtube.com/watch?v=bQHR_Z8XVvI

 José Antonio Ramos

 

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