![]() |
http://www.dscuento.com/galeria/alsina-autobuses-1/ |
En la provincia donde vivo, Málaga, y en toda la región andaluza se mueven unos autobuses originariamente pertenecientes a la empresa “S.A. Alsina Graells”, ahora integrada en otra mayor, “ALSA”. Puede consultarse aquí el proceso de absorción y la situación actual si se desea, pues la cuestión en la que me quiero centrar es otra.
![]() |
http://2.bp.blogspot.com/-7_tcwVxoMvE/Uef5nwZKVhI/ AAAAAAAABzs/-_mc8zC5Hys/s1600/CSC_0205.JPG |
Tal como puede apreciarse en las fotos, estos vehículos llevan un espacio de color verde en la esquina posterior de cada lateral, donde se lee “Transportes públicos de Andalucía”, acompañado de un fragmento distintivo del escudo de la Junta. A mi modo de ver, el adjetivo “públicos” está erróneamente utilizado ahí, si seguimos lo que determina el diccionario de la R.A.E. para dicho término, en un contexto como el que nos ocupa. El valor que la Academia le asigna a la palabra es patente, sobre todo, cuando explica expresiones como “empresa pública” o “servicio público”, en cuyos significados se engloba sin duda la actividad de los autobuses. Dice: “Empresa pública: la creada y sostenida por un poder público” y “Servicio público: Actividad llevada a cabo por la Administración o, bajo un cierto control y regulación de esta, por una organización, especializada o no, y destinada a satisfacer necesidades de la colectividad. Servicios públicos de transporte. Servicios públicos sanitarios”. Que yo sepa, las empresas “Alsina Graells” y “ALSA” son de titularidad y gestión privadas, no públicas en el sentido establecido por el docto diccionario. Por eso es equivocada, inaceptable, la utilización en la frase que califica a estos vehículos. En ella parece querer decirse que son propiedad de la Administración o que esta ejerce algún tipo de control o participación en la gestión, extremos ambos totalmente inciertos.
Según creo, el vocablo adecuado sería, en todo caso, “colectivo” (“Que tiene virtud de recoger o reunir”, R.A.E.), “transportes colectivos”, que catalogaría estos medios de manera acertada como lo que son, por oposición a los automóviles de los que son dueñas las personas individuales, las familias...: los "coches particulares", tal como se les denomina tradicionalmente por aquí.
En el origen del error está, pues, la confusión entre “público” y “colectivo”. Visto así, me pregunto si se trata de una inocente equivocación, debida a ignorancia o descuido, o más bien encierra una intención, un interés medido y calculado.
Si consideramos esta última posibilidad, ¿qué beneficio se puede obtener –y quién- de la incorrecta designación? Lo desconozco, pero me atrevo a apuntar lo siguiente: está entre los españoles de las últimas décadas muy arraigada la inclinación a encomiar lo público y repudiar lo privado (la “escuela pública”, la “sanidad pública”…), junto al convencimiento tácito de que se trata de un rasgo definitorio de la izquierda, con la que tantos y tantos proclaman -casi siempre de boquilla- comulgar desde siempre. Quizás por eso, venga a pelo llamar “público” a un transporte que, siendo andaluz, es “privado” y “colectivo”; quiero decir, no rechina que el gobierno andaluz, socialista, se quiera congraciar así consigo mismo y con el pueblo votante. Pero, como es natural, se trata de una pura -y quizás atrevida- especulación.
Lo único cierto, repito, estriba en la utilización lingüísticamente inapropiada del vocablo “públicos”, supliendo a “colectivos”.
No hay comentarios:
Publicar un comentario