jueves, 6 de octubre de 2011

ASCENSO Y MUERTE DEL EUFEMISMO

               A ver qué os parece la manera tan archieufemística con la que se ha rebautizado la grúa municipal de mi ciudad: “Servicio de Apoyo al Tráfico”. ¡Será posible! Obvio disfraz, engaño, máscara, camuflaje…, detrás de los cuales se quiere esconder la fea cara de la pinza recogecoches, para que no veamos lo que es y nos creamos lo que no es.
               Apoyo al tráfico…, cuando en realidad lo que hace ese malquisto artefacto es quitar de la circulación todos los automóviles que le da tiempo, desde por la mañana temprano hasta por la noche, horario agotador, incansable “servicio”. Se la ve pasar a esa uña articulada sobre las 8 de la mañana y volver, de regreso, doce o trece horas más tarde, orgullosa, desafiante, ufana.
                 Tantas horas, para una sola función: recoger de las calles vehículos mal aparcados. Cosa legítima y acorde con la ley, no lo dudo, pero muy mal avenida con la frase biensonante, encubridora, mendaz… de “Apoyo al Tráfico”, más compatible con acciones como ‘Te echo una mano si tu coche te ha dejado por ahí tirado’ y similares. Quieren ennoblecer, dulcificar la auténtica y agria misión, para que no rechine en la estimativa del público, ya bastante machacada. Es como aquel “Cambiar el mundo” de la antigua progresía, convertido aquí en “Échale colonia a todo tufo que moleste ”.
               Actualmente es una costumbre muy extendida la del blanqueo léxico y el caso de la grúa no representa una excepción. Cierto líder de cierto partido ahora gobernante se merece la Medalla al Abuso del Eufemismo Encubridor, por inventos como “Alianza de Civilizaciones” (o sea, “Haremos lo que gustéis”) o “Memoria Histórica” (o sea,” Por fin os vamos a joder bien jodidos”), etc. Estamos en uno de los momentos de extraordinario ASCENSO del eufemismo, que ha llegado a cimas inusitadas. Cerca de mi casa hay unas instalaciones del “Servicio Andaluz de Empleo”, al que únicamente acuden (léase, pueden inscribirse) los desempleados. Ya ves. Pero es que llega un punto en que los trileros del vocabulario oficial te aturden, te picardean y te hacen ser mal pensado: porque si eso es realmente el Servicio Andaluz de Empleo (es decir, todo lo contrario de lo expresado en tal rótulo), ¿qué debemos entender al leer “Consejería o Ministerio de Educación”, “… de Defensa”, “… de Igualdad”…?
               Pura cirugía estética, mero vivir de la fachada, de lo aparente, de la estética, de la foto, de la cara (y nunca mejor dicho)… No nos extrañe que, cualquiera de estos días, en mi misma ciudad o en otra, a la policía la llamen cosas como “Hermandad Nacional de Ayuda a la Convivencia”, mucho más en onda; y dejen de hablar oficialmente de “cementerio”, para sustituirlo por “Centro de Acogida Permanente”, libre de evocación mortuoria o de finiquito; y, en vez de enchufarte una “multa”, te apliquen una “cuota motivacional”; o borren “suspenso” de los boletines escolares y coloquen “indicador de logro inverso”, etc., etc. No me dirán que no merece la pena. ¡Qué cambio! ¡Qué hermoso mundo! ¡Qué idílico paraíso! ¡Qué luminosa e inmaculada realidad, sin mancha ni borrón! Y la gente empeñándose en lo contrario. No, no, por favor, ¡veamos la parte buena de las cosas!
               Este fenómeno no es nuevo, aunque sí su inusitada intensificación y difusión. Recuerdo que, aquí mismo donde vivo, había antes una prostituta, la cual (¡pobrecilla!), una vez saturado el mercado de la carne en el casco urbano, trasladó su lugar de lenocinio a las cunetas de las salidas o entradas al pueblo, ofreciéndose a camioneros y conductores en general para chingo barato al aire libre o en cabinas o asientos traseros. Era muy conocida, todo un personaje; y, en señal de respeto y afecto, y para tratar de redimir su imagen, la apodaron “Auxilio en Carretera” (*), incomparable eufemismo popular, antecedente de estas otras suplencias léxicas municipales que venía yo comentando. Esto es mirar y situarse en positivo, señores, y lo demás son gaitas. Propongo mantener la actitud benevolente hacia el colectivo aludido y nombrar al oficio “Asistencia para la Normalización Hormonal” e incluirlo en el ramo de la Sanidad. Qué menos.
               Pero todo movimiento extremo lleva en su seno la semilla del opuesto. Y así ocurre también aquí, con los partidarios de dar MUERTE al mentiroso eufemismo. Una anécdota: hay un sitio en mi pueblo (un elevado recodo en la subida a la zona de la Torre del Hacho, a la entrada del camino de las Arquillas), en el que los eufemistas radicales podrían haberse lucido con impagables topónimos, tan bellamente líricos como “Glorieta del Amor”, “Curva de Venus” (¡oh!), “Rincón del Beso”, etc. Pero no, se les ha adelantado el enemigo, que ha ido allí a nombrar el lugar, ahíto ya de tanta poesía falsaria y empapado de cruda y dura verdad, lo ha etiquetado así: “Follaero Municipal”, añadiéndole por mano del escriba la transcripción de la auténtica banda sonora, tal como se aprecia en las fotos.

















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(*) Pero, cuidado con estas sustituciones, que las carga el diablo. Porque llamar a una meretriz con el nombre de un servicio de la Administración (por cierto, ambos “públicos”) también obra a la inversa. Ya me entienden.

2 comentarios:

  1. ¡Ja, ja, ja! ¡Qué buen artículo!
    Aquí, al aparcamiento del campo de fútbol «Nuevo Zorrilla», modificaron la c para convertirla en e.
    Te felicito por el artículo.

    Saludos.

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  2. Ahhh, jajaja, buenísimo. Nosotros también tenemos un "Campo de los condones". Gracias, Manuela.

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