Ir al contenido principal

Entradas

PORQUE EL ESPAÑOL NO ES ESPAÑA

               Si la “cuestión catalana” fuera solamente un problema lingüístico y si ese problema lo originara solamente la pugna entre la lengua “de España” y la lengua regional, todo sería más simple, creo yo, y menos grave. Pero ni el asunto se circunscribe únicamente al ámbito idiomático ni, en este, consiste  solo en la adopción y uso de una lengua u otra, sin mayores consecuencias.                El acoso que sufría el catalán en la época franquista corre parejas con el que soporta el castellano en la región donde ambas entidades deberían convivir en paz. Los niños y adolescentes de allí, gracias a Dios escolarizados todos hoy, tienen como lengua habitual la que es cooficial en aquel territorio y adquieren, con dificultad, un nivel de castellano cada vez más bajo. Naturalmente, esto no es fruto de una decisión suya, ni de sus padres: el “sistema” nacionalista les está metiendo en ese escoll...

NOMBRES DE MUJER

               Neri, Manu, Pepe, Juani, Dorita… y otros muchos por el estilo son, como se sabe, modos cariñosos de llamar familiarmente, amistosamente, a las personas. Los lingüistas los denominan hipocorísticos . Especialistas y aficionados han abordado con frecuencia esta cuestión y en un lugar virtual tan asequible como Wikipedia (*), por ejemplo, o en otros similares (**), disponemos de buenas explicaciones del fenómeno y de listas de tales denominaciones afectivas.                Yo no voy a insistir, obviamente, en una exposición general, que ya existe como digo. Quiero fijarme, tan solo, en los nombres femeninos, mejor dicho, en algunas particularidades de los hipocorísticos femeninos, en contraposición a los masculinos, que me parecen al menos curiosas. Mi intención es mostrar ciertas regularidades lingüísticas de carácter formal, que pueden llegar a constituirse en norma. http://www.evblog.co...

JAMÓN MISMO

                En el círculo de los más próximos corre una frase cuya procedencia no recuerdo ya, después de tantos años de presencia entre nosotros. Es la que da título a estas líneas: “Pon… jamón mismo”. Nosotros la utilizamos con un sentido irónico, como queriendo decir: ‘Cualquier cosa me vendrá bien. Lo que haya a mano. Por ejemplo, jamón’. Si bien se sobreentiende que el jamón no es  -y antes lo era menos-  cualquier cosa: de ahí el juego retórico y el efecto humorístico. De tanto repetirlo, ha llegado, incluso, a revestirse de tintes antonomásticos y, con mucha frecuencia, decimos “jamón mismo” simplemente por “jamón”.                La palabra “mismo”, con sus variantes femenina y plural, la caracteriza la gramática académica como un determinante, procedente por gramaticalización del grupo de los adjetivos. También han sufrido este proceso “otro”, “semejante”, “vario”, “igual”, “prop...

EL ACORDEÓN NO ME LO COMPRARON

               La historia del acordeón que inicié en el anterior artículo ( http://www.ymalaga.com/blocs/que+nadie+se+calle/lo-que-quiero-es-un-acordeon.88923.html ) es cierta: yo tenía unos diez años y mi mayor ilusión era tener un acordeón rojo que lucía en un escaparate antequerano. Concluyó quedándome a dos velas, sin mi anhelado instrumento. Aparte del cruento tajo a mi incipiente afición musical como intérprete, supuso el desgarro definitivo del inocente velo que oculta a la infancia la existencia de metas  -caprichos, muchas de ellas-  imposibles.                  Así fue. Y hoy me propongo comentar, algo más por extenso, no la frustrante negativa paterna, sino la frase que expresa lo ocurrido: “El acordeón no me lo compraron”.  Empiezo comprobando que eso mismo podría decirse de otra manera, más sencilla y más acorde con el orden sintáctico “canónico” (sujeto-verbo-com...

"LO QUE QUIERO ES UN ACORDEÓN"

               Si tengo el capricho de poseer un acordeón, no una guitarra ni un barco, y si con solo decirlo es probable que alguien me lo satisfaga, mi petición será: “Yo quiero un acordeón”. No obstante, este enunciado también me puede servir, llegado el caso, para desterrar toda sospecha de que sea mi hermano, y no yo, quien pide ese instrumento. En la primera interpretación (en adelante, A), el enunciado centra la atención en “acordeón”, mientras que, en la segunda (en adelante, B), el mayor relieve corresponde a “yo”. Cuando el enunciado es oral, la forma de emitir “Yo quiero un acordeón” (entonación, curva de intensidad, pausas, etc.) puede que ponga de manifiesto con bastante nitidez un sentido u otro; por escrito no siempre es tan fácil ni tan simple, se necesita en ocasiones utilizar otros medios complementarios; también caben en lo oral, naturalmente, para recalcar el valor elegido. Así, esta forma subraya el significado A: ”Lo que ...

"¿ESTO QUÉ ES LO QUE ES?" (y II)

  (La primera parte de este artículo puede leerse en  http://www.ymalaga.com/blocs/que+nadie+se+calle/ )                Para caracterizar en el plano del contenido la pregunta expandida , apelaré a lo que se denomina la estructura informativa de los enunciados y de los textos. Alude a la diferencia y al engarce de dos tipos de elementos: los que, en la globalidad del texto y en cada enunciado, se dan por conocidos y se proponen para decir algo de ellos, o sea, el tema , y de ese algo que se dice, llamado rema. (Ver una explicación asequible en http://elies.rediris.es/elies17/cap3_3.htm#_ftn14 )                                A tu hermano      no lo he visto              Ese niño     ¿quién...

EL FACTOR "EVALUACIÓN"

               No existen en nuestra lengua, ni en otras, muchas palabras monosémicas, es decir, con un solo significado. Me refiero al vocabulario común, no a los léxicos especializados y cuasi especializados, pertenecientes ambos a lo que la Semántica y la Lexicografía denominan “terminologías” (“vertebrado”, “ecuación”, “endecasílabo”, “espátula”, “abrazadera”, etc.).  En la lengua que usamos en el escenario social o familiar cotidiano, abundan los términos polisémicos, que lo son por diversos motivos, en los cuales no entraré ahora. De “mano”, el DRAE da hasta 36 acepciones, sin contar las locuciones y frases hechas. Pese a ello, es raro que se originen enunciados ambiguos y sea imposible seleccionar el sentido adecuado: “¡Vaya pájaro que tengo en mi casa” se puede entender como la expresión del orgullo por el lorito o el jilguero con el que se convive en el hogar, o como una queja en relación con un acogido de mala conducta; pero la ento...