martes, 31 de enero de 2012

RAJOY, "PILLADO"


               En el ambiente de los medios informativos se suele recordar con frecuencia aquel titular de un periódico británico a propósito de un enorme temporal que cortó las comunicaciones entre Europa e Inglaterra: “El continente, aislado por las tormentas”. Lo lógico es que lo que quede “a-islado” sea la isla, pero… todo depende del punto de vista, de la perspectiva. ¡Bonitos son los ingleses! Estamos ante la teoría del vaso medio lleno o medio vacío, del color del cristal con que se mira, de barrer para casa, etc.
               Me sirve la anécdota para introducir una rápida y brevísima investigación que he realizado a vuela pluma, leyendo las portadas de los periódicos de hoy (31/01/2012). He buscado la manera en que informan del hecho ocurrido ayer, cuando una cámara grabó fragmentos de conversación del presidente Rajoy con colegas europeos. Concretamente, me centro en la frase: “La reforma laboral me va a costar una huelga general”. Se sabe que hay mil formas de decir (casi) lo mismo y que no existen medios totalmente asépticos, sino que cada uno tira para su monte y mira pro domo sua. No obstante, como se verá inmediatamente, parece que no siempre ocurre así, o bien que, en esta ocasión, hay un proceder artero que se me oculta.
Resulta curioso cómo, a veces, una sola palabra, un breve adjetivo o verbo, un aparentemente inocente sustantivo, tintan el tejido semántico de una frase, insinúan una intención. Eso es lo que he visto al comparar titulares. Copio los de los seis periódicos españoles de tirada nacional más importantes:

EL MUNDO: Rajoy “… asume que le va a costar una huelga”, “…hasta el punto de reconocer ante el primer ministro finlandés que esta última medida [la reforma laboral] le va a costar una huelga”
LA RAZÓN: “Mariano Rajoy confesaba ayer a su colega finlandés, Jyrki Kaitanen, que «la reforma laboral me va a costar una huelga general», mientras la cámara de televisión se centraba en ellos”.
ABC: “Rajoy teme que la reforma laboral le cueste una huelga”. “Expresa su preocupación en un diálogo con el presidente finlandés captado por los micrófonos de ambiente y luego refrendado”.
LA GACETA: “Rajoy se teme ya la huelga general con la que amenazaron los sindicatos e Izquierda Unida”. “Un micrófono indiscreto: ‘La reforma laboral me va a costar una huelga’.”
EL PAÍS: “la reforma laboral me va a costar una huelga general”.
PÚBLICO: “Una cámara 'caza' al presidente durante una conversación con sus colegas europeos: La reforma laboral me va a costar una huelga.

               Se observa que, mientras los dos primeros periódicos utilizan un verbo de los llamados “de lengua” (como decir, expresar, explicar, preguntar, responder…), asume, confesaba, reconocer, que no valoran, sino que simplemente encajan en el texto una cita, directa o indirectamente, los dos siguientes, con el verbo temer, introducen un punto de menoscabo, de debilidad, de aprensión… en las palabras del presidente. Si hasta ahora el gobierno ha querido dar a entender que tiene las ideas claras, el pulso firme y la decisión pronta ante los cambios que cree debe introducir en la economía patria, El Mundo y La Razón sostienen  -pues no rompen ni aguan siquiera- esa imagen; en cambio, ABC y La Gaceta, supuestamente próximos a la ideología popular, desfiguran ese gesto y desmoronan esa entereza gubernamentales, y parecen enflaquecerlos, presentando a un presidente frágil, timorato, a la defensiva. Frente a estos, los dos periódicos restantes, El País y Público, situados por ideología en las antípodas del PP, se limitan a reproducir la confesión de Rajoy, de forma yuxtapuesta, sin ningún verbo introductorio explícito, lo que equivale a la presencia elíptica de uno “de lengua”; contra lo que cabía esperar, se alinean, así, con El Mundo y La Gaceta. Curioso todo esto, ¿no?
               Sin dejar ni la prensa ni la noticia, concluyo con el participio con que Público adjetiva lo ocurrido: “Rajoy, ‘pillado’ “. Aquí, la polisemia del verbo opera, supuestamente, contra el presidente popular: “pillar”, en su acepción más amable, significa ‘descubrir a alguien haciendo algo sin que se lo espere’, pero sobre todo se “pilla” a quien está haciendo algo ilícito (“con las manos en la masa”, “in fraganti”) y, además, el odenador u otro cacharro electrónico se quedan “pillados” a veces, o sea, bloqueados, inactivos, inservibles, inútiles. ¿Lo “pilláis”?


4 comentarios:

  1. Yo creo que la acepción "pillado", le viene al pelo, a este momento.

    Un abrazo,

    Rato Raro

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  2. Amigo Rato, ese comentario tuyo vale un potosí. No solo por lo que dice, sino por el hecho de ser su autor el primero y único que se ha atrevido. No es que otras veces haya habido muchos, sino que este estaba yermo después de varios días. Gracias.

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  3. Tú si que vales un MILLÓN DE POTOSÍS!!!

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