Ir al contenido principal

PARA UNA VALORACIÓN URGENTE DE UN RELATO LITERARIO (I)

1.                Explicación.

Ve mi nieto adolescente una peli o lee un libro (¡!) y, si yo le pregunto “¿Qué te ha parecido?”, estoy seguro de que me responderá una de estas dos cosas: “Bien” o “Un rollo”. No cabe duda de que el chaval realiza una valoración, pero no de urgencia, sino de maximísima urgencia, pues más concisión no cabe. Entre ella y la reseña de un crítico profesional o el estudio o profundo ensayo monográfico de un especialista hay grados. Uno de ellos, muy habitual y relativamente próximo al que representa la situación anterior, es el que consiste en destacar y resumir dos o tres aspectos, momentos, pasajes… que han llamado la atención, o describir y enjuiciar a algún personaje, etc. Ambos enjuiciamientos, el de mi nieto y este, son lo menos que se despacha en materia de valoración de obras; pese a todo, no los deslegitimo, tienen su valor. Frente a ellos, quiero situarme aquí en un nivel algo más exigente y proponer un mecanismo valorativo sencillo, pero que produzca un resultado más rico.
El tipo que voy a describir es el que daré en llamar valoración de urgencia. Me referiré tan solo a los textos literarios de carácter narrativo, aunque el patrón puede aplicarse, mutatis mutandis, a las películas e incluso a obras de teatro. No trata de entrar a fondo en el análisis y evaluación de los múltiples componentes de contenido o de forma, sino de hacer una serie de apreciaciones, breves, significativas, acerca de grandes bloques integrantes y aspectos amplios, de modo que, en pocos minutos o líneas, no solo quede perfilada la opinión de quien las hace, sino también los motivos en que se basa, según el criterio aplicado.
Por otra parte, el destino de una estimación así tampoco será muy pretensioso: quizás no pase de situaciones como la tertulia literaria (o, en internet, el “foro”), el blog, el libroforum, el club de lectura o, sencillamente, la conversación entre aficionados a la lectura de obras literarias, de las que acostumbran a hablar, o incluso el puro deseo del propio lector de desmenuzar y hacer explícita, para sí mismo, la impresión que le ha causado un libro.

2.                 2. Guiones de evaluación.

La fórmula que propongo presenta tres apartados, ninguno de los cuales sonará a novedoso: la historia, la construcción y los efectos. Se añade un principio o un final, según se prefiera, en el que se mostrará el veredicto global del que hace la valoración.

1.                La historia. Este punto hace referencia a los hechos o sucesos que se narran, los personajes principales (individuales o colectivos) y las relaciones entre ellos, la época, el conflicto que se plantea, entre otros factores. Es decir, a lo que en general se entiende por “contenido”. Utilizando el cuadro que sigue, podemos expresar nuestra visión de manera rápida.

Me ha interesado / entretenido / divertido

MUCHO

UN POCO

MUY POCO

NADA
Personajes principales (individuales o colectivos)





Relaciones entre ellos




Conflicto o suceso central




Época




Entorno inmediato




(Otros)




COMENTARIOS















En los recuadros titulados “Comentarios” se podrán introducir, por ejemplo, los motivos que justifican las evaluaciones realizadas anteriormente sobre los distintos elementos. O bien ciertos detalles puntuales que han llamado la atención por algo. O cualquier otra consideración que se juzgue pertinente.

2.                La construcción. También podríamos denominarla forma. Distinguimos dos niveles: a) la estructura del texto, donde contemplamos la ordenación de los acontecimientos (lineal o no: con/sin saltos hacia atrás o hacia delante), el papel del narrador o narradores, el ritmo (rápido o lento) general o de ciertos pasajes (cambios de ritmo), la introducción de descripciones o reflexiones, la creación de suspense, entre otros; b) la expresión: claridad y llaneza (que facilitan la lectura), estilo poco/muy rebuscado y farragoso, los diálogos, los posibles artificios retóricos, etc. La plantilla podría ser esta:

a)

Lo/s/as creo adecuado/s/as y que contribuyen positivamente al resultado final


MUCHO


UN POCO


MUY POCO


NADA
Ordenación de los hechos






Continúa aquí 

Comentarios

Entradas populares de este blog

EL IDIOLECTO DE RAPHAEL

               De vez en cuando, urgando en mi discoteca o andurreando por internet, me topo con canciones de mi juventud, que coincidió con la “década prodigiosa” de la música ligera española. Por ejemplo, con canciones del que se hacía y se hace aún llamar Raphael. Títulos de la primera época, escritos casi todos por Manuel Alejandro y consagrados por el éxito. ¿Quién de mi edad no recuerda “Yo soy aquel”, “Hablemos del amor”, “Laura”, “Ave María”, “Digan lo que digan”, “Mi gran noche”, “Cierro mis ojos”, “Cuando tú no estás”, “Desde aquel día”, “Estuve enamorado”, etc., etc.? Después, a lo largo de la extensísima carrera del cantante, que sigue todavía por los escenarios, vinieron otras muchas, vienen y vendrán. Tan dilatada vida artística permite apreciar con facilidad no solo la evolución de su estilo, sino también las constantes de su peculiar forma de interpretar. Seguramente se habrán realizado análisis y valoraciones sin cuento, dad...

REPETICIONES

               La repetición es uno de los fenómenos lingüístico-comunicativos más relevantes, no solo por su abundante uso, sino también por su múltiple valor y su gran rendimiento. Consiste en la aparición sucesiva de un mismo elemento dentro de la cadena textual, tanto oral como escrita. Se inscribe, pues, en el llamado “eje sintagmático” o línea de desarrollo encadenado del discurso. La repetición vale, pues, por relación a lo anterior y/o a lo posterior a partir del punto que se considere: “ Marco no ha venido, Marco ya no vendrá, Marco no viene nunca”.  Si no se atiende a la secuencia entera, no se advierte la reiteración del nombre propio ni se percibe su sentido.                Hay diversos tipos de repetición. Dejando aparte la distinción por la naturaleza del elemento repetido (sonidos, palabras, enunciados, pausas, interrogaciones, estructuras, ideas más o menos completas, etc.), voy...

NOMBRES DE MUJER

               Neri, Manu, Pepe, Juani, Dorita… y otros muchos por el estilo son, como se sabe, modos cariñosos de llamar familiarmente, amistosamente, a las personas. Los lingüistas los denominan hipocorísticos . Especialistas y aficionados han abordado con frecuencia esta cuestión y en un lugar virtual tan asequible como Wikipedia (*), por ejemplo, o en otros similares (**), disponemos de buenas explicaciones del fenómeno y de listas de tales denominaciones afectivas.                Yo no voy a insistir, obviamente, en una exposición general, que ya existe como digo. Quiero fijarme, tan solo, en los nombres femeninos, mejor dicho, en algunas particularidades de los hipocorísticos femeninos, en contraposición a los masculinos, que me parecen al menos curiosas. Mi intención es mostrar ciertas regularidades lingüísticas de carácter formal, que pueden llegar a constituirse en norma. http://www.evblog.co...