Uno de los ámbitos más sugestivos para el analista y el
estudioso de la comunicación es el de la política, solo comparable al de la
publicidad -si es que son distintos-, por
la cantidad de recursos, estrategias y procedimientos que moviliza, en busca de
una imprescindible eficacia (dejo al margen la literatura, que va por otros
derroteros). El que pretende que le compren una partida de jamones con dinero o
le otorguen un sillón de diputado con votos no escatima en medios, pues se
juega mucho. Me quiero fijar aquí en una táctica con la que los padres de la
patria pretenden -y consiguen con
frecuencia- persuadir -si no convencer- a sus hijos patriotas. Se basa en un mecanismo
textual-comunicativo muy común y bastante fácil de manejar. Suele denominarse
técnicamente “presuposición” o “implicatura” (son conceptos distintos, pero no
entraré aquí en detalles); en la lengua general se le nombra con la palabra
“suposición” o con la expresión “dar por supuesto” y otras. Acudiré a unos
ejemplos:
“Ya ha llegado Norberto. Me ha venido un olor a caballo…”
“Ya ha llegado Norberto. Me ha venido un olor a caballo…”
“No
os preocupéis por el aprobado, porque este año nos da Ciencias Don Manolo”
“Vengo deslumbrado. Por fin he conocido a Ana
María. Felicidades, hermano”
“Aunque no tengas hambre, prepárate para rebañar
los platos si vas a la casa de Juanma. Incluso puede que te dé algo para la
cena”.
En todas estas secuencias se da por supuesta una porción de información, que queda omitida. Pertenece a lo que el emisor y se piensa que el receptor ya saben acerca de lo que se habla y, en todo caso, es fácilmente deducible:
En todas estas secuencias se da por supuesta una porción de información, que queda omitida. Pertenece a lo que el emisor y se piensa que el receptor ya saben acerca de lo que se habla y, en todo caso, es fácilmente deducible:
Norberto
anda siempre con caballos y puede que se asee poco
Don
Manolo es lo que se llama “un mogollón” en el argot estudiantil
El “hermano”
tiene una amiga o novia bellísima
Juanma
suele presionar a sus invitados para que coman.
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http://www.grupoinformador.com.mx/media/2013/08/36.jpg |
Siempre, sea cual sea el tipo de comunicación y de texto, callamos
parte de la información que fluye, pensando que es -o se supone que es- conocida y aceptada por los asistentes y muy fácil de
inferir; de lo contrario, se caería en la redundancia. En el caso de los cuatro
ejemplos, se trata de unas particularidades de los personajes nombrados,
tomadas casi como inherentes a ellos y/o atribuidas sin discusión en el entorno.
(Continúa aquí)
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