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DAR POR SUPUESTO (y III)

               No de otro modo se crean y se afianzan tópicos y estereotipos, dogmas imaginarios, evidencias indemostradas, prejuicios de todo tipo, que tienen tanto influjo en el funcionamiento de los grupos y las sociedades.
               El juicio presupuesto está en clara desventaja respecto de las afirmaciones manifiestas, en relación con la posible evaluación de los receptores, simplemente porque permanece oculto. No es propuesto  por el emisor ni siquiera como tema de conversación, mucho menos como cuestión discutible o impugnable, y pasa desapercibido. Depende de que un receptor atento, documentado y atrevido lo eleve al plano de lo explícito y se resista a respaldarlo (situación a). Esta es una de las razones por las que la estratagema del orador avezado funciona bastante bien en la comunicación política, pues la mayor parte de los ciudadanos no sabe o no quiere o no tiene ocasión de desenmascarar a los que discursean en mítines, conceden entrevistas, redactan artículos de opinión  o participan en debates.               
               Así es, pero debería ser de otra manera. Tendríamos que tener un antídoto los que vamos a depositar el voto cada cuatro años y cada día somos sujetos pacientes de las medidas que adoptarán aquellos a quienes elegimos. Y no es otro que incrementar o no perder nunca nuestra capacidad de distanciamiento y crítica de las explicaciones y justificaciones del político, incluso  -quizás sobre todo-  de sus tácitos fundamentos.

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