lunes, 25 de enero de 2016

REPETICIONES (II)

             
             

https://raulzarrabal.wordpress.com/2010/05/28/
como-hacer-una-entrevista-periodistica/
               ¿Cuándo y por qué una persona o un grupo se deciden a copiarse a sí mismos y manifestar lo que ya han expresado una o muchas veces? Varios pueden ser los motivos; de ellos, voy a atender principalmente a dos: que el receptor (individual o colectivo) lo pida, para una mejor comprensión del mensaje o para sacarlo del olvido, o bien que el emisor juzgue conveniente volver sobre lo expuesto por alguna razón relacionada con la recepción en un determinado escenario. Por ejemplo, la pretensión de que el público fije en la memoria el mensaje al reiterarlo y llegue incluso a modificar la percepción de dicho mensaje obtenida antes de ser multiplicado. 
               Me estoy aproximando, no sé si se ve, al conocido principio seis, de los once que el “padre de la propaganda nazi”, Joseph Goebbels, estableció y aplicó; el llamado “principio de orquestación”. Reza así: “La propaganda debe limitarse a un número pequeño de ideas y repetirlas incansablemente, presentadas una y otra vez desde diferentes perspectivas pero siempre convergiendo sobre el mismo concepto. Sin fisuras ni dudas”. De aquí viene también la famosa frase: “Si una mentira se repite suficientemente, acaba por convertirse en verdad” (*). Está muy de actualidad hoy tal consigna en el mundo de la publicidad y también en el de la política, en donde los agentes de la comunicación parecen más orientados hacia objetivos propagandísticos, que informativos o incluso formativos.
http://www.cienciaonline.com/2010/01/29/
leer-por-hablar-dictar-apuntes/
               Se sabe que el postulado goebbelsiano funciona en bastantes momentos, da resultado. Ahora bien, según he podido observar (a ojo de buen cubero, claro está), su poder se debilita en algunas situaciones y queda como un recurso estéril, que puede llegar incluso a ser contraproducente. Mencionaré dos: cuando se encarna en un discurso pobre, del tipo de autoplagio total además, y/o cuando no se tiene en cuenta que ante un mismo público es bastante arriesgado repicar una y otra vez con la misma campana. Se está, entonces, a un paso de generar cansancio y llevar al oyente o lector hasta el hastío y el rechazo.
               Hay oradores en la política con capacidad para superar estos peligros, gracias a su habilidad y acierto en decir lo mismo de mil maneras diferentes. Otros, en cambio, reproducen continuamente y en todas partes el papelito que le mandan desde arriba, a veces sin poder levantar la vista de lo que contiene escrito. Me recuerda los apuntes milenarios de muchos profesores, con hojas que el tiempo ha teñido de color amarillento. Porque también los docentes andamos merodeando las arenas movedizas del autoplagio, de las que nos salva casi siempre la continua renovación del alumnado.

(*) http://www.culturizando.com/2013/04/los-11-principios-de-la-propaganda-nazi.html)

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