domingo, 3 de enero de 2016

"... QUE TE CAGAS" (II)

               Hace unos días que se viene discutiendo sobre oraciones del tipo “Come que da gusto” en el seno de un grupo virtual de filólogos al que pertenezco (“Sintaxis, por Alfonso Ruiz de Aguirre”, Facebook). Concretamente, son dos las cuestiones que se tratan: la posible elipsis de una fórmula ponderativa con la palabra “tan/ tanto” (“Come [tan bien/tanto,] que da gusto”), por considerarse innecesaria en la mayor parte de los contextos; el otro aspecto es la función sintáctica del complemento , con o sin elipsis “[tan bien/tanto] que da gusto”, que la mayoría considera circunstancial de modo.
               Me interesa  aquí pararme, sobre todo, en el hecho de la elipsis. En general, podemos distinguir entre la elipsis esporádica, de origen contextual (“Mi amigo está muy triste, [mi amigo] el pobre viene de enterrar a su padre”, donde se omite el segundo “mi amigo” porque se sobreentiende) y la elipsis permanente, más o menos indiferente al contexto (“Se acercó al [hombre] chino y le habló al oído”). En relación con esta segunda modalidad, se suele afirmar que la palabra que se mantiene asume el significado de la elidida, de modo que ocurre un verdadero cambio semántico por contigüidad (y morfosintáctico), igual que en “[cigarro] puro”, “[vino] tinto”, “[coche] todoterreno”, “[llamada] perdida”, etc.
               Existen construcciones en castellano que admiten ser analizadas a la luz del principio que acabo de exponer. De una de ellas es muestra la oración de nuestro grupo filológico, “Come que da gusto” y otras parecidas, como “Viene que se come el mundo”, ”Habla que es una maravilla”, etc., en las que el verbo tiene carácter predicativo. Si no me equivoco, abundan en cambio en nuestra lengua las del verbo copulativo “estar”. Así, “El jefe está que se sube por las paredes”, “La cosa está que arde”, “El protagonista está que se sale [por los bordes]”  y otras muchas. Desde mi punto de vista, suceden varios fenómenos en estas oraciones:  1) no hay valoración cualitativa o cuantitativa explícita con “tan/tanto, 2) la secuencia iniciada con “que” (casi siempre de valor metafórico) sufre una mutación por incorporación del significado del elemento supuestamente desaparecido, 3) la función sintáctica de dicho elemento es la de atributo y el verbo “está” es copulativo.
               La elipsis que sugiero en (1) tiene carácter permanente y resulta de tal naturaleza, que, si quisiéramos reponer el texto supuestamente desaparecido, no solo podríamos tener dificultad para precisarlo, sino que, de hallarlo, resultaría una construcción redundante (similar al semánticamente sobrecargado “cigarro puro”), según se deduce de (2); porque, en efecto, secuencias como “que trina”, “que echa chispas” y las demás que cito a continuación, ya poseen en sí mismas el significado del sintagma al que sustituyen: “tan enfadado” o “tan nervioso”, por ejemplo. Veámoslo en estas oraciones: “La situación está que pega tiros”, “Estoy que pellizco los cristales”, “El alcalde está que pega bocados, … que trina, … que echa chispas, … que le sopla a la ensalada, … que echa humo, …que muerde, …que revienta, … que pega botes”, etc. ¿Es necesario decir “Estoy tan nervioso que pellizco los cristales” sin que parezca que sobra hacer explícitos mi “irritación” o mi “nerviosismo”? Parece que no. Y no solo eso: como ocurre cuando uno cuenta un chiste y luego lo explica, aquí la acción tan violenta como inútil (y, por tanto, cómica) de intentar pellizcar los cristales pierde mucha de su fuerza expresiva.
               Por último, se oye frecuentísimamente en la lengua coloquial la expresión "que te cagas", para encarecer cualidades sobre todo positivas: "La comida está que te cagas", "Metió un golazo que te cagas", "Tengo un hambre que te cagas" (con las personas y los tiempos verbales inmovilizados). Creo que es una secuencia inamovible, fija, no construida, que ejemplariza mejor que otras el análisis que he realizado en los párrafos anteriores, Así se aprecia en esta definición del diccionario académico, que la cataloga como "locución adjetiva", eso sí, "malsonante, coloquial": "que te cagas: 1. Loc. adj., malson., coloq. Esp. Muy bueno, excelente. Un coche que te cagas."
               

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