Ir al contenido principal

LA ESENCIA DE LAS HABLAS ANDALUZAS (I)


Sirva de humilde homenaje a mi tierra y a mi habla este sencillo y breve artículo, con motivo del Día de Andalucía, ya próximo.

La falta de uniformidad lingüística total del territorio andaluz es un hecho incontrovertible. Si alguien lo duda, que se desplace unos kilómetros por Andalucía y podrá comprobar la diversidad con sus propios oídos, a poco que los tenga mínimamente entrenados. “El” habla andaluza o “el” dialecto andaluz no existen, no se corresponden con ninguna realidad lingüística. En su lugar se ha acuñado la expresión “hablas andaluzas”, más adecuada, que es la que se emplea hoy en los medios especializados. Aún no ha traspasado ese ámbito y, por inercia o por simplificación, se siguen empleando en el registro coloquial los términos antiguos.


Situémonos en el nivel de la pronunciación, que es donde más nítida aparece la peculiar fisonomía de los modos de hablar andaluces. Si repasamos los rasgos lingüísticos que se han propuesto para caracterizar una supuesta variedad homogénea del castellano, vemos que la mayoría no son generales en la región y/o no pertenecen en exclusiva a ella. Así, por ejemplo, el seseo se da en algunas zonas del occidente y del centro, pero ni es la misma “s” en todas partes de tal dominio ni constituye, mucho menos, un fenómeno general; además de que lo vemos en las modalidades de Canarias y de Hispanoamérica, como una pieza esencial de sus respectivas modalidades dialectales. El “ceceo” tampoco lo practican todos los andaluces. La aspiración de la “h” no abunda, salvo en el habla rústica de algunos sitios. Más extendida está la pronunciación suave de la “j”, que no es posible encontrarla, sin embargo, en la provincia de Jaén y zonas próximas. La abertura vocálica divide el territorio por la mitad. Etc., etc.
Esto no quiere decir que no sea posible reconocer a un andaluz fuera y dentro de su tierra en cuanto que arranca a hablar. Si no trata de disimular su acento, reproducirá algunos  –no todos, quizás– de esos rasgos fónicos que acabo de mencionar e incluso otros que no he citado. De eso no hay duda. Lo que no podrá identificar, seguramente, el hablante forastero es la procedencia de un andaluz (Sevilla, Málaga, Almería…) a tenor de su singular fonética, porque lo normal es que desconozca el mapa dialectal de Andalucía. Los originarios sí que tenemos idea de la pluralidad, aunque sea aproximada y parcial, y procedente de la pura experiencia.
           Al aproximarse a esta situación, podrá alguien sentir extrañeza al considerarla. ¿Es que no existen al menos dos o tres puntos de coincidencia fonética entre los andaluces, pueblo culturalmente tan significado en el ámbito hispano y tan diferenciado en su conjunto del resto de territorios castellanoparlantes? Sin embargo, ¿cómo es que se reconoce a un hablante andaluz a la legua? El caso es que, no obstante, no se trata demasiado de esta cuestión en la actualidad y se hace más hincapié en las diferencias. 

Continúa aquí

Comentarios

  1. La verdad es que desde fuera de andalucía no saben o les cuesta diferenciar un habla de otra, pero las diferencias internas son muy fuertes, y no digamos con el castellano, hay formas de hablar que a mí me cuesta comprender si no me familiarizo un tiempo con el sonido la verdad, por otra parte creo que hay tres grandes zonas sino cuatro lingüísticas dentro de andalucía, en la zona de Huelva (norte,centro), algunas zonas de cadiz (de la sierra) y norte de sevillano y Córdoba hablan unos dialectos influenciados por el asturleonés (similar al extremeñu y algo al portugués), en el resto de sevillano y en la zona central es el habla más sevillana o lo que la gente identifica con lo propiamente andaluz (a pesar de que en Córdoba usan la s cordobesa...etc), en general es un pidgin de mozárabe y bable y castellano en algunas zonas, y en la parte oriental la influencia navarroaragonés a es muy notable, además del mozárabe propio del reino de granada, hay una parte alpujarreña y otra indiscutiblemente murciana-levantina, por eso es imposible que por mucho que algunos se empeñen se pueda hablar de un andaluz como lengua común, eso no existe, a no ser que venga algún iluminado y haga un bátua o koiné que no lo hable nadie.

    ResponderEliminar
  2. Pero nadie duda de que es andaluz todo, fuera nos reconocen a todos por andaluces, y el andaluz penetra en murcia y lo murciano penetra en la parte oriental, igual que lo portugues y lo leones está presente mas en la parte occidental, pero el hecho de lo andaluz lo envuelve todo, sí, existe la lengua andaluza, y porque es una lengua tiene varias formas dialectales pero que están fuertemente unidas, a pesar de que entre nosotros notemos mucha diferencia de una provincia a otra en el fondo no hay tanta, por ejm la palabra pejiguera, pejigueo, va de huelva hasta almería, y eso solo lo sabemos nosotros lo que significa, o esmorecer que la gente piensa que està solo en la andalucía occidental (viene del leonés) pero que en la oriental coge la forma de esmerecer, y esmerecía, que significa cabreada, "enritá" o desagradecía, en almería se le suele decir al niño que no quiere comer y se coge un berrinche del copón, o la aspiración de la f latina que en castellano es muda, se piensa que solo se da en la zona occidental y en la oriental también se dice ajorcar o enjarinar, o sea que sí, el anfaluz es una lengua y dentro de esa lengua hay dialectos y subdialectos, es una lengua natural hablada que debería tener ya una gramática oficial en mi opinión.

    ResponderEliminar
  3. Lo que pasa es que hay una crisis de identidad muy fuerte entre los propios andaluces, hay un reparto dedigual de la inversión pública y unasbprovinvias se sienten menos que sevilla, donde está centralizado todo, y al final la economía y la política o el interés político acaba por tergiversar la realidad, pero la realidad es incuestionable, andalucía existe en su diversidad pero también en su unidad lingüística y cultural también. Lo que no nos gusta son los tópicos y que se generalice con nosotros pero eso pasa con todos.

    ResponderEliminar
  4. Gracias por tus comentarios, Ramón.

    ResponderEliminar

Publicar un comentario

Entradas populares de este blog

EL IDIOLECTO DE RAPHAEL

               De vez en cuando, urgando en mi discoteca o andurreando por internet, me topo con canciones de mi juventud, que coincidió con la “década prodigiosa” de la música ligera española. Por ejemplo, con canciones del que se hacía y se hace aún llamar Raphael. Títulos de la primera época, escritos casi todos por Manuel Alejandro y consagrados por el éxito. ¿Quién de mi edad no recuerda “Yo soy aquel”, “Hablemos del amor”, “Laura”, “Ave María”, “Digan lo que digan”, “Mi gran noche”, “Cierro mis ojos”, “Cuando tú no estás”, “Desde aquel día”, “Estuve enamorado”, etc., etc.? Después, a lo largo de la extensísima carrera del cantante, que sigue todavía por los escenarios, vinieron otras muchas, vienen y vendrán. Tan dilatada vida artística permite apreciar con facilidad no solo la evolución de su estilo, sino también las constantes de su peculiar forma de interpretar. Seguramente se habrán realizado análisis y valoraciones sin cuento, dad...

REPETICIONES

               La repetición es uno de los fenómenos lingüístico-comunicativos más relevantes, no solo por su abundante uso, sino también por su múltiple valor y su gran rendimiento. Consiste en la aparición sucesiva de un mismo elemento dentro de la cadena textual, tanto oral como escrita. Se inscribe, pues, en el llamado “eje sintagmático” o línea de desarrollo encadenado del discurso. La repetición vale, pues, por relación a lo anterior y/o a lo posterior a partir del punto que se considere: “ Marco no ha venido, Marco ya no vendrá, Marco no viene nunca”.  Si no se atiende a la secuencia entera, no se advierte la reiteración del nombre propio ni se percibe su sentido.                Hay diversos tipos de repetición. Dejando aparte la distinción por la naturaleza del elemento repetido (sonidos, palabras, enunciados, pausas, interrogaciones, estructuras, ideas más o menos completas, etc.), voy...

NOMBRES DE MUJER

               Neri, Manu, Pepe, Juani, Dorita… y otros muchos por el estilo son, como se sabe, modos cariñosos de llamar familiarmente, amistosamente, a las personas. Los lingüistas los denominan hipocorísticos . Especialistas y aficionados han abordado con frecuencia esta cuestión y en un lugar virtual tan asequible como Wikipedia (*), por ejemplo, o en otros similares (**), disponemos de buenas explicaciones del fenómeno y de listas de tales denominaciones afectivas.                Yo no voy a insistir, obviamente, en una exposición general, que ya existe como digo. Quiero fijarme, tan solo, en los nombres femeninos, mejor dicho, en algunas particularidades de los hipocorísticos femeninos, en contraposición a los masculinos, que me parecen al menos curiosas. Mi intención es mostrar ciertas regularidades lingüísticas de carácter formal, que pueden llegar a constituirse en norma. http://www.evblog.co...