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Mostrando entradas de octubre, 2012

EL ACORDEÓN NO ME LO COMPRARON

               La historia del acordeón que inicié en el anterior artículo ( http://www.ymalaga.com/blocs/que+nadie+se+calle/lo-que-quiero-es-un-acordeon.88923.html ) es cierta: yo tenía unos diez años y mi mayor ilusión era tener un acordeón rojo que lucía en un escaparate antequerano. Concluyó quedándome a dos velas, sin mi anhelado instrumento. Aparte del cruento tajo a mi incipiente afición musical como intérprete, supuso el desgarro definitivo del inocente velo que oculta a la infancia la existencia de metas  -caprichos, muchas de ellas-  imposibles.                  Así fue. Y hoy me propongo comentar, algo más por extenso, no la frustrante negativa paterna, sino la frase que expresa lo ocurrido: “El acordeón no me lo compraron”.  Empiezo comprobando que eso mismo podría decirse de otra manera, más sencilla y más acorde con el orden sintáctico “canónico” (sujeto-verbo-com...

"LO QUE QUIERO ES UN ACORDEÓN"

               Si tengo el capricho de poseer un acordeón, no una guitarra ni un barco, y si con solo decirlo es probable que alguien me lo satisfaga, mi petición será: “Yo quiero un acordeón”. No obstante, este enunciado también me puede servir, llegado el caso, para desterrar toda sospecha de que sea mi hermano, y no yo, quien pide ese instrumento. En la primera interpretación (en adelante, A), el enunciado centra la atención en “acordeón”, mientras que, en la segunda (en adelante, B), el mayor relieve corresponde a “yo”. Cuando el enunciado es oral, la forma de emitir “Yo quiero un acordeón” (entonación, curva de intensidad, pausas, etc.) puede que ponga de manifiesto con bastante nitidez un sentido u otro; por escrito no siempre es tan fácil ni tan simple, se necesita en ocasiones utilizar otros medios complementarios; también caben en lo oral, naturalmente, para recalcar el valor elegido. Así, esta forma subraya el significado A: ”Lo que ...