El padre Antonio pidió a los responsables de la catequesis Post Communionem que seleccionaran tres o cuatro niños para asignar la función de monaguillo. Debían haber hecho la Primera Comunión el año anterior, destacar por su acendrada piedad y su preparación en asuntos de religión, por su esmerada educación y su inteligencia, así como por su buen comportamiento y por llevar una vida acorde con los mandamientos de la Iglesia. Quería chavales avispados, buenos y fácilmente acomodables a los ritos y la liturgia. Por supuesto, tendrían que cumplir con la norma de venir asistiendo sin falta a la misa dominical. ―Padre Antonio, ¿podrá ser niña alguno de los aspirantes? ―Ya veremos. Al sacerdote no le cuadró ninguno de los elegidos, Sergio, Pablo y Tony, y solicitó otra terna. Le fueron enviados dos niños, Juan José y Manolo, y, pese a la imprecisa respue...
Artículos sobre lengua española, literatura, música y comunicación en general, dirigidos a un público no especializado.