En el ambiente de los medios informativos se suele recordar con
frecuencia aquel titular de un periódico británico a propósito de un enorme
temporal que cortó las comunicaciones entre Europa e Inglaterra: “El
continente, aislado por las tormentas”. Lo lógico es que lo que quede “a-islado”
sea la isla, pero… todo depende del punto de vista, de la perspectiva. ¡Bonitos
son los ingleses! Estamos ante la teoría del vaso medio lleno o medio vacío,
del color del cristal con que se mira, de barrer para casa, etc.
Me sirve la anécdota para introducir una rápida y brevísima
investigación que he realizado a vuela pluma, leyendo las portadas de los
periódicos de hoy (31/01/2012). He buscado la manera en que informan del hecho
ocurrido ayer, cuando una cámara grabó fragmentos de conversación del
presidente Rajoy con colegas europeos. Concretamente, me centro en la frase: “La
reforma laboral me va a costar una huelga general”. Se sabe que hay mil formas
de decir (casi) lo mismo y que no existen medios totalmente asépticos, sino que
cada uno tira para su monte y mira pro
domo sua. No obstante, como se verá inmediatamente, parece que no siempre ocurre
así, o bien que, en esta ocasión, hay un proceder artero que se me oculta.
Resulta curioso cómo, a veces, una sola palabra, un breve
adjetivo o verbo, un aparentemente inocente sustantivo, tintan el tejido semántico
de una frase, insinúan una intención. Eso es lo que he visto al comparar
titulares. Copio los de los seis periódicos españoles de tirada nacional más
importantes:
EL MUNDO: Rajoy “… asume que le va a costar una huelga”, “…hasta el punto
de reconocer ante el primer ministro finlandés
que esta última medida [la reforma laboral] le va a costar una huelga”
LA RAZÓN: “Mariano Rajoy confesaba ayer a su colega finlandés, Jyrki Kaitanen,
que «la reforma laboral me va a costar una huelga general», mientras la cámara
de televisión se centraba en ellos”.
ABC: “Rajoy teme que la reforma laboral
le cueste una huelga”. “Expresa su preocupación en un diálogo con el presidente
finlandés captado por los micrófonos de ambiente y luego refrendado”.
LA GACETA: “Rajoy se teme
ya la huelga general con la que amenazaron los sindicatos e Izquierda Unida”. “Un
micrófono indiscreto: ‘La reforma laboral me va a costar una huelga’.”
EL PAÍS: “la reforma laboral me va a
costar una huelga general”.
PÚBLICO: “Una cámara 'caza' al
presidente durante una conversación con sus colegas europeos: ‘La reforma
laboral me va a costar una huelga’.”
Se observa que, mientras los dos
primeros periódicos utilizan un verbo de los llamados “de lengua” (como decir, expresar, explicar, preguntar,
responder…), asume,
confesaba, reconocer,
que no valoran, sino que simplemente encajan en el texto una cita, directa o
indirectamente, los dos siguientes, con el verbo temer, introducen un punto de
menoscabo, de debilidad, de aprensión… en las palabras del presidente. Si hasta
ahora el gobierno ha querido dar a entender que tiene las ideas claras, el
pulso firme y la decisión pronta ante los cambios que cree debe introducir en
la economía patria, El Mundo y La Razón sostienen -pues no rompen ni aguan siquiera- esa imagen;
en cambio, ABC y La Gaceta, supuestamente próximos a la ideología popular, desfiguran
ese gesto y desmoronan esa entereza gubernamentales, y parecen enflaquecerlos,
presentando a un presidente frágil, timorato, a la defensiva. Frente a estos,
los dos periódicos restantes, El País
y Público, situados por ideología en
las antípodas del PP, se limitan a reproducir la confesión de Rajoy, de forma
yuxtapuesta, sin ningún verbo introductorio explícito, lo que equivale a la presencia
elíptica de uno “de lengua”; contra lo que cabía esperar, se alinean, así, con El Mundo y La Gaceta. Curioso todo esto, ¿no?
Sin dejar ni la prensa ni la noticia,
concluyo con el participio con que Público
adjetiva lo ocurrido: “Rajoy, ‘pillado’ “. Aquí, la polisemia del verbo opera,
supuestamente, contra el presidente popular: “pillar”, en su acepción más
amable, significa ‘descubrir a alguien haciendo algo sin que se lo espere’,
pero sobre todo se “pilla” a quien está haciendo algo ilícito (“con las manos
en la masa”, “in fraganti”) y, además, el odenador u otro cacharro electrónico
se quedan “pillados” a veces, o sea, bloqueados, inactivos, inservibles,
inútiles. ¿Lo “pilláis”?