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Mostrando entradas de agosto, 2016

RE-DEFINIR AL RECEPTOR (I)

Una de las condiciones indispensables para que un acto de comunicación tenga éxito es que el emisor posea una imagen acertada del receptor y adapte su enunciación a él. Es decir, que quien habla o escribe se haya formado una idea atinada del perfil característico de aquel o aquellos que lo escuchan o lo leen. Porque lo importante no es de quién se trata y cómo es el destinatario, sino de quién cree el emisor que se trata y cómo cree que es. Y lo determinante es que ambas realidades coincidan o lo hagan en la mayor medida posible. De no ser así, la consiguiente falta de acoplamiento del discurso al receptor será fuente segura de inconvenientes y dificultades, que entorpecerán e incluso imposibilitarán la comunicación. Está, por ejemplo, el típico caso en el que el niño o niña preadolescente se ve en la situación de decirle a sus padres: “Me habláis como si fuera un bebé. Ya soy mayorcito/a”; o, al revés, los padres o los abuelos deben reprocharle: “A tu madre no le hables más así”. O ...

RE-DEFINIR AL RECEPTOR (y II)

Sin embargo, hay momentos en los que el hablante o escritor desfigura la silueta del receptor de modo consciente, para lograr algún efecto en pos de algún fin particular. En la sesión de investidura del día 2 de marzo de 2016, en la que el candidato Pedro Sánchez, del PSOE, no logró la mayoría suficiente, Rajoy pronunció uno de sus discursos más atrevidos, más sarcásticos, más duros con el grupo socialista (también sufrió algún refregón el de Ciudadanos), que muchos valoraron como uno de los mejores de los últimos años.  En un momento dado, hablaba de que el voto del PP sería negativo y, como representante de dicho partido, lo justificó diciendo que “es esa defensa de todos los españoles la que me impide secundar los propósitos de su Señoría ( sic ). Se lo voy a explicar [de manera tan clara, que hasta ustedes lo van a entender]” (*).  No hay que ser un lince para darse cuenta de que el orador, con esa coletilla final (entre corchetes) motejó a la oposición socialista de co...

EL ACTO DE HABLA INDIRECTO: UN PASAJE DE “EL OJO DEL LEOPARDO” (I)

             Tengo interés en transcribir un pasaje del último libro que he leído, El ojo del leopardo (H. Mankell, 1990), porque ilustra con acierto y claridad uno de los fenómenos más destacados de la comunicación, en su modalidad interactiva o conversacional. Me refiero al llamado acto de habla indirecto . Aunque más abajo, tras los párrafos copiados, habrá ocasión de pormenorizar sus rasgos, su funcionalidad, etc., avanzo que se trata de una secuencia en la que se comunica un mensaje con medios lingüísticos y textuales extraños a su naturaleza, muy diferentes de los que cabría esperar, sin que por ello se obstruya o perjudique la comprensión cabal de dicho mensaje. Paso a copiar la escena mencionada, que consiste en realidad en un diálogo.         Los interlocutores son Hans Olofson, nacido en Suecia, emigrado a Zambia, donde trabaja a la sazón como “capataz provisional” en una granja de gallinas ponedoras, propiedad de Madam...

EL ACTO DE HABLA INDIRECTO: UN PASAJE DE “EL OJO DEL LEOPARDO” (II)

           No le será difícil al lector, incluso al no iniciado en el concepto de acto de habla indirecto, intuir en qué consiste, si observa con atención las intervenciones de Mister Pihri escritas en negrita: en ellas parece informar de algo al capataz, pero se ve que en el fondo va más allá, de que pretende decir algo más. En efecto, el primer enunciado (1) encierra una petición: “póngame un té”; la segunda secuencia (2) viene a equivaler a la presentación de la factura por el “pequeño servicio” de lograr el permiso de residencia: 500 huevos de la granja; y la tercera (3) supone otro pago, tal vez a medio plazo.                   La teoría de los actos de habla se forja a partir de los años 60, dentro de la Filosofía del Lenguaje, y más concretamente a partir de los estudios de J.L. Austin recogidos en su obra póstuma Cómo hacer cosas con palabras (1962). Siguiendo esta línea, el también filósofo J.R...

EL ACTO DE HABLA INDIRECTO: UN PASAJE DE “EL OJO DEL LEOPARDO” (III)

          El empleo de actos de habla indirectos, lo mismo que otros procedimientos similares, como la ironía, la metáfora, las frases hechas, etc.,  obedece a una estrategia más o menos general, en una situación dada, que así lo aconseja. El hecho de que una gran parte de los actos indirectos se den en enunciados o secuencias de enunciados de intención conativa o imperativa nos brinda una pista sobre el carácter de dicha estrategia: el sujeto hablante no quiere mostrarse contundente en sus mandatos, órdenes, peticiones o ruegos, tal como podrían ser percibidos si empleara los medios lingüísticos apropiados a su intención: “Cárgueme 500 huevos en el coche”. Ese brío impositivo queda ciertamente amortiguado, suavizado, dulcificado, por el revestimiento informativo de su enunciación: “El maletero de mi coche no es muy grande. Pero caben quinientos huevos sin dificultad”. En la interacción diaria e incluso en la más formal e institucional abundan los actos de...

EL ACTO DE HABLA INDIRECTO: UN PASAJE DE “EL OJO DEL LEOPARDO” (y IV)

               Para completar este breve análisis, no quiero pasar por alto la manera en que el conseguidor pondera ante su interlocutor, un extranjero, la “difícil” misión que lleva a cabo en el Departamento de Inmigración, para hacerla merecedora, claro, del posterior pago en especies. Entra dentro de la misma lógica que sus intervenciones de valor indirecto y se encamina a un objetivo parecido: habla de la atenta y meticulosa vigilancia a que son sometidos los residentes extranjeros y del riesgo que corren quienes no dispongan del permiso de residencia o no tengan sus documentos al día; pueden terminar en la cárcel “por tiempo indeterminado” y, “desgraciadamente, las cárceles de este país están muy abandonadas. En especial para los europeos, que están habituados a otras condiciones”. Evitar una desgracia así, se sobreentiende, es su función y su papel en relación con el personal de la granja no autóctono. O sea, el mismo capataz con quien ha...