miércoles, 24 de febrero de 2021

PREGUNTAS SOBRE LA MÚSICA CLÁSICA (II). EL REGOCIJO DE MOZART.

Continúo con este una serie de textos en los que me hago preguntas que creo que mucha gente se plantea en relación con la música clásica. Preguntas seguidas de sencillas respuestas, aptas para la comprensión inmediata de cualquier lector sin una preparación especial. Añado unas direcciones de sitios de internet con grabaciones que ilustran lo expuesto.

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 Pregunta 2   

       ¿Por qué la música de W.A. Mozart es alegre y chispeante?


            W.A. Mozart (1756-91) tenía un carácter alegre, era una persona divertida, gustaba de pasarlo bien y hacer que los demás lo pasaran también bien. Era un buen bailarín y le gustaba jugar y bromear, para todos tenía un chiste, una gracia. Con este talante, ¿qué tipo de música hacía, sino piezas llenas de gozo y contento, amenas, que entretuvieran, que llevaran al solaz y recreo?

            En efecto, si no todas, sí las más características creaciones del amigo Wolfgang eran de esta naturaleza. En la relación de enlaces que incluyo al final puede apreciarse que así es. La cuestión consiste, entonces, en qué recursos técnicos manejaba el precoz salzburgués para lograr que así fuera, para que sus obras produjeran esos efectos –y sigan produciéndolos– en los oyentes.

            Voy a señalar dos: el apego al llamado “modo mayor” y la rapidez en la sucesión de las notas que forman las melodías y los acompañamientos. Este segundo factor no presenta especial dificultad de comprensión, pues simplemente consiste en la creación de melodías con abundancia de corcheas y semicorcheas, sobre todo, es decir, de figuras de escasa duración, que se suceden, por tanto, de forma relativamente veloz. También, se debe a lo que en el lenguaje musical se denomina “tempo”: número de notas de tipo X (negras, corcheas, blancas…) que se interpretan en una fracción de tiempo. Modernamente, a partir del empleo del metrónomo, se expresan en forma de equivalencia (negra = 80: indica 80 negras en un minuto). Con anterioridad, y aun hoy, se usan también términos italianos, como Andante, Allegro, Presto, etc. Muchas de las obras de Mozart no bajan del “tempo” Allegro, que es rápido.



            Vayamos ahora al modo mayor. Desde hace cuatro siglos, el establecimiento del marco sonoro en el que se desarrolla la composición de una obra se viene realizando por el cruce de dos coordenadas: el “tono” y el “modo”. El primero alude a la escala elegida, la que empieza en sol, en re, en la… o en cualquiera de las restantes. Por su parte, el modo se deriva de un pequeño detalle de consecuencias enormes, como es la localización de los semitonos en la escala escogida: si van entre la tercera y la cuarta, y entre la séptima y la octava, tenemos el modo mayor; si van entre la segunda y la tercera, y entre la quinta y la sexta, tiene lugar el modo menor. Para no entrar en más tecnicismos, con los que quizás no esté familiarizado en lector, señalo lo siguiente: acústicamente, de oído, estos dos modos se distinguen bastante bien, a menos que prestemos un poco de atención: el modo mayor es el de melodías y armonías vibrantes, enérgicas, animadas, alegres, palpitantes, fuertes (en el sentido de ‘fortaleza’, no de ‘volumen’), etc., mientras que el modo menor es el de la tristeza, la nostalgia, el abatimiento, la postración, la ensoñación, la melancolía, la blandura, etc. Esta “Bagatela” de Beethoven muestra a la perfección la diferencia. Presenta tres partes: la primera y la segunda (ambas repetidas) están en do mayor; la tercera (repetida), en do menor;  la última, en do mayor de nuevo.

            A poco que se escuchen con atención unas pocas obras de Mozart, se confirmará esta estadística aproximada e intuitiva: Mozart prefería el modo mayor al menor. Cosa que, unida a la señalada rapidez de sus melodías y acompañamientos, da como resultado el carácter alegre y desenfadado de sus obras, antes comentado (aludido ya en el propio enunciado de pregunta). Predomina, aunque no es exclusivo, el modo menor en la producción mozartiana.

No obstante, escribió, o medio escribió porque quedó inconclusa, una extraordinaria obra cuajada de tristeza y abatimiento, el escuchadísimo Requiem, en re menor. Y otra que, a pesar de estar en modo menor, no carece de cierto aire gracioso, tan querido por el genial muchacho: la sinfonía número 40, en sol menor.    

            A continuación van los acostumbrados enlaces ilustrativos.

 

https://es.video.search.yahoo.com/search/video;_ylt=AwrJQ6DCPDZgUmUAPXBU04lQ;_ylu=Y29sbwNpcjIEcG9zAzEEdnRpZAMEc2VjA3Nj?p=conciertos+para+piano+de+Mozart&fr=mcafee#id=1&vid=5e72678317ef39b51ef836716a650c5a&action=view

https://www.youtube.com/watch?v=YT_63UntRJE

https://www.youtube.com/watch?v=SJI43UaGeCc

https://www.youtube.com/watch?v=7OttFaPkLck

 

José Antonio Ramos

4 comentarios:

  1. Digo lo mismo que en el artículo anterior: la pregunta que te haces la hemos vivido muchos y la explicación es sencilla y precisa.
    Tus artículos son un modo muy ameno y óptimo de aprender sobre la música clásica.
    ¡Enhorabuena!

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  2. A pesar de que me encanta la música clásica, realmente soy una analfabeta musical y cuando escuchaba en algún concierto lo de "do mayor" no sabía su significado. Me parece un mundo tan complejo el de las composiciones musicales que no me hubiera atrevido siquiera a preguntar. Pero tu explicación es muy asequible y me ha gustado mucho conocer algo más sobre la música

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  3. Muchas gracias por la lectura y el comentario, Rosi.

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