Hoy, esta mañana, ha sido uno de los pocos días en que he quitado la radio a mitad del programa informativo que normalmente escucho. Un programa de los que suelen realizar ahora desde muy temprano y que incluye no solo noticias, sino también comentarios y tertulia. No he podido soportar más, me he venido abajo. Le he dado al power entre hastiado y deprimido. Me sentía ya harto de tan machacona repetición del mismo tema, la economía de nuestro país; cuestión que va camino de alcanzar en frecuencia a otras dos, reiteradas hasta la saciedad: la mentira y la corrupción, de las cuales acusan ininterrumpidamente unos políticos a los del bando contrario. Estoy hasta la coronilla (diría, si tuviera aún coronilla), de déficit, recesión, prima de riesgo, mercados, etc., etc. , de que “Fulano no dice la verdad y lo sabe” o de que “Zutano y Perengano están metidos hasta el cuello en una operación de trinque”…, de oír todo esto un...
Artículos sobre lengua española, literatura, música y comunicación en general, dirigidos a un público no especializado.