Se quejaba hace unos días una madre finlandesa de que la profesora de español de su hijo es demasiado estricta. El chaval ha aprendido nuestra lengua en su casa, de boca de la madre, que procede de Méjico. La profesora le corrigió un uso anómalo, incorrecto, según ella, de la palabra “librero”. En España designa al dueño o dependiente de una librería, pero en algunos países hispanoamericanos, entre ellos Méjico, también significa “librería” en el sentido de ‘estantería para colocar libros’. En la clase se enseña, por lo visto, el español de España, solo ese, razón por la cual fue rechazada la variante mejicana. Yo comenté a la madre que la Real Academia admite el doble uso de “librero”, cosa que ella ya sabría, porque también da clases de español en el mismo país nórdico. Añadí que todos los que, en una línea purista, limitan la legitimidad a la variedad peninsular, están mu...
Artículos sobre lengua española, literatura, música y comunicación en general, dirigidos a un público no especializado.