viernes, 2 de marzo de 2012

"SI ESO..." (I)


               El diccionario académico recoge hasta cinco significados y valores distintos de los demostrativos “ese/-a/-o” en sus diferentes formas y funciones sintácticas. De ellos, consigna en último lugar la expresión “Eso me da…” (= ‘Lo mismo me da…’), donde no es posible otra forma que el neutro, del mismo modo que la expresión “venir con esas” exige el femenino plural invariablemente.  A continuación, relaciona seis locuciones en las que entran a formar parte demostrativos. De ellas, el neutro es la única posibilidad en cuatro:  “A eso de las siete” (= ’aproximadamente’), “En eso llegó su hermano” (= ’entonces’), “eso mismo” (afirmación, en alternancia con “eso”), “Y eso que le pagué al contado” (= ’a pesar de que’).  En cambio, deja atrás una fórmula, bastante conocida al menos en Andalucía, que quiero analizar aquí: “Si eso, quédate con tu primo”, “Si eso, tráetelo tú misma”.
               Suele aparecer en situaciones de comunicación oral de naturaleza coloquial (por eso no está en el DRAE, supongo), donde origina una imprecisión consciente, intencionada. Equivale a una subordinación condicional, extremadamente condensada en el  deíctico neutro “eso”. “Si eso, me voy” , o sea,  “si molesto”, “si ya no hago falta”, “si te pones así”, “si no llega dentro de cinco minutos”, etc.
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2011/07/huida-hacia-adelante_29.html
 
               El carácter neutro amplía considerablemente las posibilidades de referencia, pues el contenido semántico es mínimo (igual sucede con las llamadas palabras “ómnibus”, como “cosa” y otras). Algunas veces, la construcción “si eso” apunta, con mayor o menor claridad, a algún elemento presente en el contexto o la situación. Así, en el enunciado anterior, donde cualquiera de las equivalencias indicadas, y más,  son posibles ante un gesto de cansancio, de incomodidad, de nerviosismo… del interlocutor, que no se quieren mencionar.
               En los ejemplos del párrafo que precede al anterior, “Si eso, quédate con tu primo”, “Si eso, tráetelo tú misma”, me da la impresión de que ocurre un fenómeno un poco distinto, como es el intento de quitar hierro a lo que expresa la oración principal, aligerar su carga imperativa. Por traducir este valor a palabras, sería algo así como “si quieres”, “si no te importa”, “por favor”... No obstante, lo curioso e interesante de tal recurso consiste en que la pseudocondicional de función amortiguadora se queda en una mera insinuación cortés, gracias al neutro (“Si eso…”), que no hace peligrar la posición del hablante respecto al oyente con un ruego o súplica explícita, propios de un nivel jerárquico inferior.
               Con lo cual se trataría, en todos los casos, de una manifestación del principio de cortesía comunicativa, de la que ya he hablado otras veces. El emisor suaviza la expresión para no efectuar un mandato categórico o una alusión demasiado directa a lo dicho o hecho por el oyente u oyentes, una vez escrutada la situación y vista la conveniencia de obrar así. Pero sin que su rol sufra menoscabo.
               Se confirma así la gran cantidad de posibilidades comunicativas y expresivas del neutro, no siempre bien atendida en los estudios gramaticales. Recordad aquel chiste en el que un joven pide un baile a una muchacha que, junto a su hermana, poco agraciada, permanecían sentadas y sin compañía en la fiesta. Ella se niega y el chico pregunta, mirando sin querer a la hermana: “¿Y eso?”. La muchacha responde: “Eso es mi hermana”.

3 comentarios:

  1. Estimado José Antonio:

    Aunque mi estado anímico me ha dejado fuera de juego una temporada, también para comentar en blogs ajenos, te he seguido leyendo.
    Vuelvo por aquí y compruebo que este excelente artículo sigue sin comentarios. Por un lado me sorprende, pero por otro entiendo que muchas veces uno no sabe qué añadir después de tan buena exposición.

    Esta entrada me ha recordado que, cuando yo era niña, una vecina se pasaba la vida diciendo la esa para casi todo: tráeme la esa, voy a por la esa, tengo la esa, vi a la esa, me compré la esa... Lo asombroso es que todos parecían entenderla.

    Un abrazo.

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  2. Me alegro de tu recuperación. La verdad, te echaba en falta. En cuanto al público del blog, pues... no sé. Tal vez tenga poca difusión. Creo que hay sistemas para darse a conocer, pero yo no los domino. Te agradezco tu elogio hacia el artículo y comprendo que es una materia poco opinable, nada polémica, y eso no favorece la discusión o el comentario, no inspira, jeje. No te voy a decir que no me importa ver aparecer un cero en la sección de comentarios, porque no sería sincero. Pero, bueno, ahí vamos, hacemos lo que podemos. Oye, Manuela, ¡qué cosa tan curiosa lo de tu vecina! Y todos la entendían. Se cumple eso que dicen los especialistas, de que nos comunicamos en un 60% o más con signos no verbales y que el contexto contribuye más de lo que parece. ¡Cuán lejos está todo esto de la "lengua muerta" que enseñamos en la escuela! Un abrazo.

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  3. Gracias, José Antonio. La recuperación es lenta; aún me falta mucho camino por recorrer. Debo tener paciencia.
    Dices que tu blog tiene poca difusión, pero así andamos todos, no te creas.
    Yo he tenido la suerte de que me han enlazado muchos blogs y, para tratarse de un blog sobre corrección, que no suele interesar a muchos, me doy por satisfecha con la difusión que voy teniendo. Somos tantos, que no es nada fácil darse a conocer y gustar a un público amplio.
    Tampoco soy amiga de las redes sociales, de hecho, tengo el blog por si me sale trabajo, pero no porque me guste estar expuesta en la Red.
    Por las estadísticas veo que han colgado mi blog en Facebook y Twitter, aunque no tengo ni idea de quién ha sido. Misterio.

    Hasta otra ocasión.

    Abrazos.

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