jueves, 15 de septiembre de 2011

CHINA SACUDIDA


               En los bajos del bloque pegado al mío, hay una tienda de chinos. La regenta una pareja que hace algo más de un año tuvo una niña. La chinita está todo el día correteando por el local, muy espacioso, cogiendo esto, soltando aquello, gateando, escondiéndose, saliendo, entrando, chillando, riéndose… Tiene una tata a la que la infantita somete a una actividad frenética, ejercida no obstante con suma entrega y extrema paciencia, para que el cuidado no acote demasiado el campo de acción de la nena ni su acción misma. Llama la atención de todos los clientes y clientas esa niña, y a todos atiende a su manera, con un salero y una disposición que asombra, pues apenas habla y, desde luego, lo que habla no es español; no sé si entiende o solo intuye lo que le decimos quienes frecuentamos el bazar; el cariño con que nos expresamos sí que parece sentirlo. El caso es que la chiquilla, un rabo de lagartija, no para un minuto y parece que todo y a todos los lleva para adelante. A veces incluso echa una mano en la “colocación” de artículos, cajas… Cuando voy con mi perrilla, también tiene qué hacer con ella.(*) 

http://es.catholic.net/catholic_db/imagenes_db/abogados_catolicos/nina-china.gif
               Viene esto a cuento de que, hace unos días, una señora mayor se quedó unos instantes contemplando a la chinita y soltó la siguiente expresión, a modo de halago, que ninguno de los tres orientales adultos presentes olió, claro: “Ay, qué sacuía “. Escrito en cristiano: “Ay, qué sacudida”.  Los antequeranos que estábamos por allí entendimos perfectamente la frase y asentimos, aceptando su exactitud. Tal participio se dice de las niñas o mujeres vivas, inquietas, llenas de energía y dispuestas a no parar de hacer… lo que sea, pues a todo se atreven y con todo pueden, todo movimiento les atrae... Hacía tiempo que no oía yo la palabra y, como a amigo al que encuentras después de unos años, me gustó tropezármela, usada además tan correcta y adecuadamente en su contexto.

               Sin mucha convicción, consulté el diccionario académico por si acaso, pues  creía que era un uso dialectal del participio. Pero no.  En el artículo correspondiente a “sacudido”, la segunda acepción es “desenfadado, resuelto”, detallando que es adjetivo. Más o menos, es lo que se entiende por esta tierra cuando, como la señora de la tienda, se quiere definir el talante de niñas del tipo de la chinita.

               Que, además de “sacuía”, es (y esto lo digo yo) “salaísima” y “mu grasiosa”.
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(*) La niña de la foto no es, lógicamente, el personaje al que me refiero.

2 comentarios:

  1. Cómo me gusta conocer este tipo de expresiones...
    Gracias por acercármelas hasta aquí.

    Saludos desde el campo.

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  2. De nada, Manuela. Gracias a ti por tu visita, tan agradable y por tus palabras.

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