miércoles, 19 de diciembre de 2012

PORQUE EL ESPAÑOL NO ES ESPAÑA


               Si la “cuestión catalana” fuera solamente un problema lingüístico y si ese problema lo originara solamente la pugna entre la lengua “de España” y la lengua regional, todo sería más simple, creo yo, y menos grave. Pero ni el asunto se circunscribe únicamente al ámbito idiomático ni, en este, consiste  solo en la adopción y uso de una lengua u otra, sin mayores consecuencias.
               El acoso que sufría el catalán en la época franquista corre parejas con el que soporta el castellano en la región donde ambas entidades deberían convivir en paz. Los niños y adolescentes de allí, gracias a Dios escolarizados todos hoy, tienen como lengua habitual la que es cooficial en aquel territorio y adquieren, con dificultad, un nivel de castellano cada vez más bajo. Naturalmente, esto no es fruto de una decisión suya, ni de sus padres: el “sistema” nacionalista les está metiendo en ese escollo.
               El hecho es que la catalanía idiomática va tomando una fuerza tal, que contrarresta y aun supera a la del castellano en Cataluña. Sin querer queriendo, como suele decirse, las medidas políticas y la propaganda están creando una conciencia de ideal monolingüe, que avanza en la misma medida en que retrocede el castellano, teñido de desprecio, en las instituciones, en la vida social, en la cultura e incluso en el rincón de lo personal y privado.
2011/04/mundo-hispanohablante.html
               El proceso no es espontáneo y cabe considerarlo anti natura, pues las lenguas no pertenecen a los dirigentes políticos o a los que dominan los medios de comunicación y manejan los cauces propagandísticos; ni siquiera tienen mando real en ella instituciones como la RAE (http://www.lavadoradetextos.com/2012/12/una-lengua-imparable/) . La lengua es propiedad de los hablantes y, en circunstancias normales, o sea, en contextos de libertad individual y colectiva, ellos son muy dueños de llevarla por donde mejor les parezca. Pero el entorno al que me refiero no goza, evidentemente, de tal privilegio.
               Antes aludía a la gravedad de las consecuencias. Se debe a que, en realidad de verdad, como también suele decirse, a la juventud catalana se la está encarcelando en una comunidad idiomática muy reducida, muy estrecha y aislada, porque se le va excluyendo de la comunidad española, cuya lengua  domina cada vez menos, usa menos todavía y tal vez llegue un momento -si no ha llegado ya-  en que no pase de ser una mera asignatura, que enseñe tanto como a nosotros nos enseñó en su día la de Francés, por ejemplo; o sea, casi nada. Los profesores que recibimos alumnos cuyos padres fueron emigrantes y ahora han vuelto, sabemos la ensaladilla rusa que cocinan esos niños cuando los ponemos a escribir en español, e incluso a hablar. Como mínimo se cansan, se trastabillan, lo mismo que yo, que me muevo a pie o en coche, me fatigaría el pedalear y perdería con frecuencia el equilibrio si tuviera que desplazarme en bici.
               Se detraen no solo de la comunidad española (que es lo que persiguen y venden quienes allí decretan a la voz de “¡Independencia!”), sino de la comunidad hispanohablante internacional. Esto es lo verdaderamente serio. Uno no acierta a comprender cómo los responsables de los niños y jóvenes no advierten que se les están quitando posibilidades a los chavales. Fijaos: en la actualidad, el castellano, con más de 450 millones de hablantes, es la segunda lengua mundial, después del inglés; el catalán no pasa de los 11 millones, incluyendo el Reino de Valencia y las Baleares. No sé si se advierte el daño que se puede causar a tantas y tantas personas por mor de esa miopía localista, dentro de un mundo donde la actividad económica, los intercambios comerciales, el desarrollo de la ciencia y del pensamiento, el arte  y la cultura traspasan toda frontera. En Estados Unidos, o sea, en el corazón del Imperio, más de uno de cada tres ciudadanos entiende y habla el castellano. Agachar la cabeza y mirarse el ombligo es ahora más pifia y error que nunca. A los niños y adolescentes hemos de abrirles horizontes, no cerrárselos con el idioma como reja y candado.
               El español no es España, esto es lo que hay que comprender. No son adversarios equiparables el catalán y el castellano. El castellano significa la amplitud, la expansión, la apertura, la apuesta de futuro,  la comunicación a gran escala; encierra en sí la suficiente virtualidad como para ser instrumento y vehículo y plataforma de lanzamiento de quienes quieran o deban transitar el mundo, llamados por necesidades profesionales o personales. El catalán, no.


12 comentarios:

  1. Es evidente que usted no vive en Cataluña, la realidad es otra Nuestros hijos y nietos hablan y escriben las dos lenguas con un muy buen nivel. No voy a entrar a discutir con usted un tema que mucho más que linguistico es político. Sólo decirle que está muy mal informado.Una uruguaya que hace 40 años que vive en Cataluña con 3 hijos y un nieto que dominan las dos lenguas a la perfección

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  2. Señora, me alegro de que su familia goce de tan buen nivel en las dos lenguas. Para mí es el ideal. Tenemos usted y yo visiones diferentes de la situación, eso está claro. Tal vez manejemos datos distintos. Yo no diría que uno está mejor o peor informado que otro. De todos modos, me pregunto: si las cosas son como dice usted, ¿por qué ponen tanto empeño los dirigentes catalanistas en apoyar de mil formas y maneras su lengua frente al castellano? Según lo que usted afirma, tal vez no le haga tanta falta. En fin, señora, le agradezco que haya tenido la deferencia de entrar en mi blog, leer mi artículo y escribir el comentario. No sé si es la primera vez que me visita: espero que no sea la última. Salud(os) y felices fiestas.

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  3. Ese tufillo (búsquese tufo en el diccionario) que dejan los comentarios anónimos... ¿Ves, José Antonio, como no me puedes dejar sola?

    Te prometo que ayer o así entré en el blog y los comentarios habían desaparecido; por eso te lo dije en el otro blog. Será cosa de posesiones extrañas, como la de esta señora uruguaya poseída por la idea de que en Cataluña los niños dominan las dos lenguas nada menos que a la perfección. No me río porque no es asunto para bromas. ¿Estará hablando de Cataluña, la comunidad autónoma española?
    Aquí, en Castilla (al menos en la zona donde vivo), ha descendido drásticamente el número de niños catalanes que vienen a los campamentos de verano, ya que no saben comunicarse en castellano con sus compañeros y lo pasan mal. Esto es muy serio y preocupante, oiga.

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  4. Ya veo que está el blog algo rebelde, porque a mí también me ha "censurado"; precisamente ha borrado la respuesta que te puse, Nela. La repito más o menos. El caso que cuentas del campamento es ilustrativo de lo que ocurre. Hoy son los niños que no pueden ir de vacaciones, mañana serán los jóvenes que no pueden ir a otra universidad distinta de la catalana, pasado mañana serán los hombres y mujeres que se ven celestes para hallar un trabajo que se acomode a sus aspiraciones y a su lengua. Etc. Mira, tú da rienda suelta a tus emociones y desahógate como Dios manda: aquí estás bajo protección, jeje. Salud(os).

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  5. No he opinado sobre el tema prácticamente nunca, pero hoy me lo permitiré.
    Está usted haciendo una demagogia muy burda. Y le explicaré el porqué.
    He nacido en Cataluña, mis padres también, aunque mis abuelos son salmantinos y andaluces. Cosa que me hace ver la situación más imparcialmente que aquellos con ascendientes únicamente catalanes, o aquellos que no viven aquí.
    Mi lengua madre ha sido y es el castellano, siempre, pero eso no me hace ignorar la historia. Antes de 1714 en el Principado de Cataluña la única lengua hablada era el catalán, luego se impuso, como bien sabréis, la lengua de Castilla mediante el Decreto de Nueva Planta, cuando Felipe V se apoderó de esta zona, anulando las instituciones y leyes que venían rigiendo el Principado desde siglos ha.
    ¿Qué pasó? los nobles catalanes optaron por aprender y usar la lengua del Reino de Castilla para no perder influencias y privilegios, las clases bajas no.
    Después de 3 siglos de imposición de un idioma ajeno se permite de nuevo su uso legal y administrativo, ¿y ahora usted afirma que el castellano se ve eclipsado por el catalán en Cataluña?
    Le invito a pasearse por las calles de cualquier pueblo catalán y a preguntar a cualquier persona en castellano, dudo que encuentre a alguno que tartamudee más en castellano que en catalán.
    Luego, un argumento muy rayado en la estupidez es el de los horizontes que te abre el hablar español. Bien, sí los abre, también los abre el inglés y no por eso es oficial en ninguna parte de España. No considero justo argumentar eso, el catalán es la lengua de Cataluña y subyugarlo al Castellano me parece, cuanto menos, ilógico.
    Y le volveré a repetir algo, mi lengua es y será el castellano, pero lo que es justo es justo.
    Un saludo.

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  6. Es muy difícil ver una situación imparcialmente. Pocos lo logran. Quizá algún sabio, y ya sabe que los sabios suelen serlo por viejos. Por eso no creo que usted pueda ver esta situación de una forma imparcial, ya que cuenta la historia según se la han contado, es decir, como la ha aprendido en el colegio. No es nada reprochable. En ese aspecto, unos estamos más adoctrinados que otros.

    Los primeros documentos en lengua catalana datan de mediados del siglo XI; por lo tanto, el castellano es un siglo anterior al catalán. Cuando la lengua catalana empezó, el gallego y el vascuence ya eran dos lenguas consolidadas en España. Efectivamente, no hay que ignorar la historia.

    Digo una perogrullada (rayando en la estupidez) al apuntar que el inglés nunca ha sido una lengua oficial en España, y el castellano sí. Lo que es ilógico es decir que el catalán es la lengua de Cataluña y el castellano no. Y lo que es justo es que usted y todos los catalanes puedan expresarse libremente en la lengua que deseen, sin las imposiciones ni delirios absurdos de unos cuantos.

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    1. No creo que debamos hablar con el concepto de España en tiempos en que la Península Ibérica estaba gobernada por musulmanes.
      No ignoremos la historia, pero tampoco la tergiversemos ni seamos falaces. Que la lengua catalana comenzara a escribirse tiempo después que la gallega, la castellana o la vascuence no significa que estas fueran anteriores; empero, sí antes reconocidas y usadas en ámbitos en los que quizá no se usaba el catalán aún, pero no sea capaz de decir que en Cataluña no se hablaba catalán cuando en Galicia se hablaba ya el gallego, no tiene ningún sentido ni es un argumento a tener en cuenta, pues que en Galicia se usara el gallego y en el actual País Vasco se usara la lengua vascuence (siendo esta de orígenes anteriores al indoeuropeo) no significa que en Cataluña se hablara latín todavía. No más que en las otras zonas de los reinos cristianos.

      Es obvio que el inglés no ha sido lengua de ninguno de los territorios que hoy conforman España, pero lo que debemos ser es justos, el castellano en Cataluña es una imposición, y estoy completamente a favor del uso de este idioma que es con el que pienso, pero cuando un catalán, por los motivos que fueren, no quisiere hablar el español en Cataluña no entiendo por qué nadie debiere imponérselo.

      No creo que yo sea completamente imparcial, pero viviendo un poco con un pie en cada uno de estos mundos puedo decir que lo veo con algo de perspectiva, no quiero parecer arrogante, simplemente juzgo con lo que me encuentro a diario, y pienso que se debería fomentar más el uso del catalán en Cataluña, sin olvidar el español, claro, pero debe usted ponerse en la situación de aquel que tiene por lengua materna el catalán, éste no puede ir a la capital de su país hablando en este idioma, sin embargo, el que sólo habla español puede ir doquiera por este país sin preocuparse ni hacer esfuerzo alguno.

      Pienso que el problema no es estar adoctrinado, sino que mezclemos con lo humano. Citando a Voltaire: "No estaré de acuerdo con tu opinión, pero daría la vida para que tuvieses la libertad de poder expresarla."

      Un saludo.

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  7. Señor Oriol:

    Yo no estoy en posesión de la verdad absoluta (Alá me libre), al contrario que usted, como puede observarse. Tampoco es necesario que se escude en un plural supuestamente modesto para acabar llamándome mentirosa, algo que no soy, dicho sea de paso.

    ¿Que el castellano en Cataluña es una imposición? Por el amor de Dios, ¿cuándo la lengua de un país es una imposición en su propio país? De verdad que no entiendo nada, debe de ser porque alguno de mis amigos se ha visto en la dolorosa obligación de dejar la hermosa tierra catalana para que sus hijos puedan aprender castellano.

    Su cita de Voltarie me parece muy apropiada. Deberían aplicársela todos los canallas que no permiten al pueblo catalán expresarse en castellano y cambian sin autorización sus nombres y apellidos españoles por la equivalencia en catalán, y viceversa, por supuesto.

    Por experiencia sé que usted es impermeable a mis palabras, y aun así me empeño en responderle... Pero ya ando mal de tiempo y no volveré a hacerlo. Así que, si lo desea, puede soltarme otro mitin para ilustrar mi ignorancia.

    No se engañe, el problema sí es el adoctrinamiento.

    Saludos desde el campo.

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  8. La cuestión del catalán siempre levanta polémica. Por algo será. Yo respeto todas las opiniones y cada uno puede expresar en este blog la suya, dentro de los límites del respeto al adversario. Aconsejaría también un pequeño gramo de escepticismo, para no creerse en posesión total de la verdad..., en fin, lo que ya sabemos.
    Mantengo la opinión (subrayo, opinión) expresada en mi artículo y me muestro cercano, por tanto, a los planteamientos de Manuela. No así a los del señor Oriol, cuya visita a este humilde rincón bloguero agradezco no sabe él cuánto y aprovecho para invitarlo a que se repita. No voy a abundar en lo que ya se ha dicho; tan solo haré una observación, creo que relevante para este tema, tan discutido desde hace tiempo: con muchísima frecuencia, la postura de quienes piensan como usted, señor Oriol (o ven las cosas como usted) se apoyan en argumentos históricos, vuelven la mirada al pasado y, a veces (no siempre), rezuman nostalgia o añoranza de él (me da la impresión de que no es su caso). Yo me sitúo en el presente y dirijo la mirada al futuro; he querido ser pragmático y dejar un poco de lado el sentimentalismo, etc. De todos modos, también reconozco que no vivo en Cataluña y eso me condiciona, lo mismo que a usted, claro está, el hecho de no vivir fuera de esa hermosa región española. Ambos sufrimos esa limitación, cosa que no nos impide expresar lo que pensamos. Un cordial saludo, Oriol.
    P.S.:Prometo que la próxima vez le hablaré de tú, jeje, y espero que sea acerca de temas diversos y menos enconados.

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  9. La imparcialidad no existe. Yo, al contrario que Oriol no vivo en Cataluña, pero sí que tengo relación con catalanoparlantes. Amigos, conocidos, compañeros e incluso familiares. El problema, porque haberlo haylo, no es como algunos apuntan que en Cataluña se hable catalán, (¡solo faltaría!) sino que efectivamente se descuide el correcto uso del castellano.
    Como ya he apuntado antes, tengo trato continuado con personas que por unos motivos u otros residen o han residido en Cataluña, y la verdad es que me encuentro con que desconocen gran parte del vocabulario por no hablar de la ortografía del español. ¿Culpa de la clase dirigente? Pues no tengo ni idea oiga, pero lo que sí que es cierto es que esto se traduce en una suerte de escollos que solo valen para zancadillear a la población catalana.

    Un saludo.

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