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No muy diferente evolución
sufre el término “caliá” [pron. ca-li-á], procedente de “calidad”, con el
significado específico de ‘fuerza, vigor’: “No tiene caliá ni pa coger una silla”.
En efecto, es el resultado de haberse especializado semánticamente “calidad” en
uno de sus significados (originarios o levemente desplazados), a la par que ha desechado la "d" intervocálica: “caliá”. Como en el caso anterior, nos encontramos con el
doblete, “calidad” / “caliá”, así como con la posibilidad de considerar el
segundo como un vocablo autóctono andaluz, diferente en forma y contenido de
aquel del que proviene.
Para terminar, quiero
traer aquí un par de palabras más, emparentadas por su particular historia con las
anteriores, muy populares dentro y fuera de Andalucía gracias sobre todo a los
medios de comunicación. Ambas nacieron y viven en Sevilla. Una es “levantá” (de
“levantada”), referente a la acción de erguir un trono procesional instantes
después de salir del templo, y la otra “madrugá”
(“madrugada”), con la que se nombra la noche procesional sevillana del Jueves
al Viernes Santo, la noche grande de la Semana Santa allí.
Si todo es como supongo en
los párrafos que preceden, se trata de un mecanismo por el que una modalidad
dialectal acuña vocablos propios, mediante la confluencia y el apoyo mutuo de la
especialización semántica y la alteración fonética.
Gracias
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