En la línea del reciente artículo
"Mentiras" de mi colega Claudio Repellón (AHÍ TE
QUIERO YO VER: MENTIRAS (ramosjoseantonio.blogspot.com) y como secuela del mismo, inicio hoy
este repositorio de eufemismos malintencionados. El título lo tomo
gratis de un comentario de prensa en que se ha bautizado así, “El rey del eufemismo”,
al partido político que actualmente más se lo merece.
Cada vez que tal organización
lance a la palestra uno nuevo, que será sin duda interesante, como todos los
que vienen adornando su buen decir, lo incluiré en esta página. Confío en que
no me dejará desprovisto de material retórico ese imaginativo grupo a las
primeras de cambio.
Alivio penal
Expresión
que, por su significado, alusivo a la liberación de un dolor, un peso, un pesar
o, en este caso, una pena, e incluso por su agradable suavidad acústica, por
las eles, uve y enes (recuerde el lector aquello de “el ala aleve del leve abanico”
del gran Rubén Darío), viene que ni pintada para ocultar, enterrar, sustituir
al vocablo amnistía, para cuando se
esté hablando de los políticos catalanes cuyos delitos ―los que aún les quedan
después del la reforma legal que los descargó de algunos― tienen que ver con su
papel o su actividad pública; no abarca a todos los malhechores del nordeste
peninsular ni a los de cualquier otra región, claro, solo a esos. Para valorar
la calidad y la oportunidad ―y las consecuencias― del nuevo eufemismo, una vez
consagrada su función suplantadora, recordemos que la amnistía, léase "alivio penal", como mecanismo
legal, no comporta solo el perdón de una condena impuesta por los jueces, sino
también la anulación, el borrado de la propia acción ilegal, que desaparece de
toda memoria oficial, como si nunca se hubiera cometido.
No hay comentarios:
Publicar un comentario