Soñé que era albañila
con mi palustre y mi plana,
con mi mono y mi gorrilla,
y me construí una casa.
Tenía muchos sabores.
Las tejas de caramelo,
en la entrada dos faroles
suelo de dulce cemento,
las puertas de chocolate,
las ventanas de helado,
paredes rojo tomate,
techos de merengue blanco.
Otro día también soñé
que me hice carpintera.
Con mi sierra yo corté
de turrón fina madera
y me hice una mesa,
una silla y una cama
para acostarme en ella
y dormir con mi almohada,
y soñar lo que quisiera
cada noche o cada día,
si era soldado o niñera,
si era yo o era mi tita.
Así otra vez soñé
que era una jardinera
y en el huerto sembré
chupachups y piruletas,
claveles y buganvilias,
geranios y gusanitos,
bombones y margaritas,
¡qué bien olía mi patio!
Y ya la última noche
con mi hermanito soñé,
que me vino a despertar
cuando el reloj dio las diez.
Me dijo: «¿Quieres vivir
en la verdadera casa
con papá y mamá, aquí,
o en la que tienes soñada?».
JOSÉ ANTONIO RAMOS
De Mi Segundo libro de poesías para niñas o niños
(inédito)
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